La historia de Vika. La amistad protagoniza este anuncio. Vika, una extranjera, llega a España y comienza a trabajar en una fábrica de luces. No entiende nada de español pero su compañera no duda en enseñarle el manejo de las piezas del almacén y el nombre de cada cosa.
Vika la observa tímida y sonriente y, repite cada palabra que su compañera le enseña en castellano.
Pero no sólo el idioma. Su nueva compañera la enseña la gastronomía española y las costumbres. Incluida la de jugar a la lotería de Navidad. En una comida ofrece a Vika comprar un décimo a medias.
"¿A medias?", pregunta Vika. Sí, dice su compañera. "Aquí en Navidad compartimos la Lotería con la gente que nos importa, como las amigas". ¿Amigas? Pregunta Vika, "Sí, amigas", dice la española y ambas sonríen en un claro gesto de complicidad.
Una pequeña historia con la amistad como hilo conductor y como solución a cualquier barrera. No importa de dónde venga, si habla o no tu idioma, si sabe o no un oficio…
Enseñar, acompañar y acoger a una persona que viene de fuera y que ha dejado a su familia para ganarse la vida.
Valores que transforman la vida de Vika y la de su compañera. Convierten su relación en una amistad que las lleva a compartir la Navidad a través de una costumbre. La española la acoge y se entrega, sin nada a cambio, en una amistad verdadera. Aquella que actúa de forma desinteresada. Un bonito ejemplo de cómo acoger y abrazar al extranjero que ha dejado su país y su familia.
Tres Orquídeas
La siguiente historia se ambienta en un faro, al borde del mar. Un pescador recibe, por un golpe de viento, un cupón para el sorteo de Navidad. En el reverso, una misteriosa frase manuscrita. “Para Julia Tres orquídeas”. Un mensaje que no sabe identificar. Lo guarda y su número es el agraciado con el gordo.
Se abre el dilema. Cobrarlo o buscar a "Julia Tres orquídeas". A las puertas de la administración de lotería y antes de cobrar el premio en su vista se cruza una furgoneta. En ella pone Las Tres orquídeas. En la siguiente escena aparece una floristería y una pregunta "¿Julia?".
Desde la trastienda una mujer contesta…
"Un momento, ahora salgo"… y cuando aparece solo encuentra un cupón sobre su mostrador. Reconoce que es el gordo y, en una entrevista como una de las personas agraciadas, mirando a cámara feliz dice: "No sé quien ha sido, pero gracias". Frase que arranca una sonrisa de satisfacción en el pescador que se lo había devuelto.
Otra pequeña historia que es toda una lección de honestidad y de integridad.
El pescador no se queda con el cupón premiado porque descubre a su verdadera dueña. Una mujer, a la que ni conoce ni ve, pero a la que no duda en entregarle su premio.
La generosidad también está presente en este spot. El pescador vence la tentación de quedarse el dinero y decide entregarlo, sin nada a cambio. Ni siquiera se presenta, prefiere seguir siendo anónimo y evitar el agradecimiento en persona o, incluso, algún tipo de recompensa. Empatiza y sonríe cuando Julia cuenta que es una de las ganadoras del primer premio.
El viaje
El paisaje esta vez nos traslada a la montaña. A una cabaña en la que un pastor de ovejas, Esteban, se refugia del viento y de la nieve. Recibe una llamada y contesta: "¿Diga? Sí, soy yo. Gracias por avisar". Con este mensaje comienza la historia.
El pastor se prepara, guarda un décimo de lotería en su mochila y abandona su refugio. Con todas y cada una de sus ovejas emprende un largo viaje a través de hermosos parajes en medio de la montaña. Sus ovejas le siguen y le acompañan en este trayecto de varios días. Al final del camino, una ciudad, un hospital.
Esteban entra en una de las habitaciones donde está ingresado su amigo. Le saluda cariñoso y le entrega el décimo. "A ver si, porque a ti se te ocurre romperte la cadera, vamos a romper la tradición", dice Esteban, a lo que su amigo responde: "¿Qué has hecho con las ovejas?". "Luego te lo cuento" y juntos se ríen.
Una pequeña historia centrada en la lealtad. Una amistad que hace a Esteban luchar contra el viento, el frío y la nieve para no dejar a su amigo sin el décimo que comparten todos los años.
Vence la pereza, lucha, se esfuerza y lo hace sin dejar sus responsabilidades. No deja a ninguna de sus ovejas atrás. Con ellas comienza y termina ese viaje para no fallar a quien quiere.
Este año han sido tres anuncios diferentes, rodados todos ellos en paisajes gallegos y asturianos. Pequeñas historias extraordinarias que nos devuelven la ilusión y la tradición de la lotería a través de valores como la amistad, la lealtad o la honradez. Principios y tesoros inmateriales que priman por encima de lo material, del dinero de ese premio que cada año reparte el sorteo de la Lotería de Navidad.