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La activista de Derechos Humanos Hebe de Bonafini, fundadora de la Asociación de las Madres de Plaza de Mayo, falleció este domingo a los 93 años de edad. Poco antes de morir, recibió estando internada la visita del arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, quien le transmitió el saludo del papa Francisco, por quien, decía Bonafini, volvió a la fe. Al prelado platense Bonafini le confesó estar «lista» para morir.
Vehemente hasta el final
Hebe de Bonafini perdió a dos de sus hijos durante la última dictadura militar argentina, ambos detenidos y luego desaparecidos. Además, perdió a su nuera. Pese a tener sólo estudios primarios, y haberse dedicado desde muy joven a la casa, supo poner en marcha un reclamo nacional e internacional por el paradero de sus hijos, y los hijos de otras madres en la misma situación.
Las Madres de Plaza de Mayo luego emprendieron otros proyectos, más allá del reclamo por sus hijos, de índole social, educativo, entre otros.
Vehemente hasta el final a la hora de expresar sus ideas, tuvo declaraciones polémicas que le valieron más de un repudio e incluso problema a quienes por su activismo la honraban. La más recordada tiene que ver con la vez que dijo sentirse contenta tras el atentado a las torres gemelas. Pero también generó revuelo por haber tenido voces de apoyo a guerrillas como las FARC y ETA.
Con respecto a la Iglesia Católica, anheló tras la muerte de San Juan Pablo II que se «queme en el infierno», tuvo una polémica manifestación en la que ella mismo dijo que improvisaron baños en la Catedral de Buenos Aires, y llegó a decir que apoyaba el aborto porque había que oponerse, decía, a todo lo que la Iglesia católica proponía. Pero aún tras todo esto, nunca el Papa Francisco le cerró las puertas.
«No le cierro la puerta»
En una carta difundida inicialmente por la agencia Télam, Francisco le escribía a un amigo:
«Esta señora, desde la plaza (de Mayo), me insultó varias veces con artillería pesada pero a una mujer a quien le secuestraron los hijos y no sabe cómo y cuánto tiempo los torturaron, cuándo los mataron y dónde los enterraron, no le cierro la puerta. Lo que veo allí es el dolor de una madre. Si me usa o no me usa no es mi problema. Mi problema sería no tratarla con la mansedumbre de pastor», agregó Francisco.
Luego de algunos intercambios de cartas, el Papa la recibió en 2016. «Me parece que Bergoglio, cuando se transformó en Francisco, creció más todavía. Y se lo dije, le dije que me disculpaba porque me había equivocado», dijo en ese momento Bonafini.
En mayo de este año, en declaraciones a la radio AM 530, reproducidas por Télam, relató sobre aquel encuentro y su reconciliación con Francisco: «Él me había invitado muchas veces al Vaticano. A mí me parecía que no debía ir porque me había peleado muchas veces con él. Hasta que un día mandó a un obispo a mi casa, con quien charlé y acepté la invitación de visitarlo».
«Sin fe no se puede vivir»
«Había perdido la fe completamente y cuando comenzó la relación me devolvió la fe, tan necesaria… Sin fe no se puede vivir, y gracias a esa fe yo hablo con mis hijos todas las noches», declaró, en línea con lo expresado por el arzobispo Fernández en su mensaje.
El mensaje del Papa
En tanto, el propio papa Francisco envió un mensaje a Madres de Plaza de Mayo este 20de noviembre. «Quiero estar cerca de ustedes y de todas las personas que lloran su partida», expresó el Papa, quien volvió a recordar el encuentro que tuvo con ella en 2016.
«Su valentía y coraje, en momentos donde imperaba el silencio impulsó y después mantuvo viva la búsqueda por la verdad, la memoria y la justicia», añadió el Papa en otro de los pasajes de su mensaje.