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"Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado".
¿Te ha pasado? Casi a diario leo en las redes sociales noticias alarmantes sobre nuestra Iglesia.
Apenas ayer empecé a ver cómo algunos señalaban alarmados que la JMJ Lisboa 2023 tiene como uno de sus pilares la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
Acostumbrado a leer tantas noticias sensacionalistas, busco las fuentes, antes de opinar para descartar que sea una "cuenta troll".
En este caso, si entras en la página oficial de la JMJ podrás leer textualmente.
Nuestra misión es construir la JMJ Lisboa 2023 teniendo en cuenta los objetivos de sostenibilidad abrazados en todo el mundo, los Laudato Si’ Goals presentados por el Vaticano y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas (ODS).
Recuerdo también el escándalo que suscitó en el sínodo una publicación con ilustraciones en su página oficial que fue muy comentada por alejarse de las raíces de nuestra tradición; y los comentarios de los obispos en Alemania.
Problemas en la Iglesia
Es evidente que hay alguien con sus propios motivos aprovechando las circunstancias. Y debemos descubrirlos.
Es verdad, no podemos cerrar los ojos a una realidad, ni negarla. Hay problemas en la Iglesia, como las divisiones surgidas con el Sínodo alemán, los abusos sexuales de algunos sacerdotes, los católicos que no creen en la presencia -viva, verdadera- de Jesús en la Eucaristía, los que piensan que el demonio es una historieta de los Hermanos Grimm. A esta generación le ha tocado vivirlo.
Hace poco leí una breve reflexión que me gustó mucho. Judas Iscariote fue un apóstol muy cercano a Jesús, caminó a su lado, comió con el, estuvo presente en la última cena y al final habiéndolo conocido, traicionó a Jesús.
Y aunque esto ocurrió, el resto de los discípulos y apóstoles nunca abandonaron la Iglesia.
¿Traidores? Parece que eventualmente existirán, pero eso no es motivo para dejar nuestra santa religión. Debemos amar nuestra Iglesia, cuidarla, protegerla.
Mirar lo bueno
Amable lector, pienso que cometemos un error al enfocarnos solo en las cosas negativas de la Iglesia.
Recuerdo un seminario de emprendimiento en el que nos mostraron un tablero blanco con un pequeño punto negro en el centro.
"Qué ven?", nos preguntaron. Todos vieron el diminuto punto negro pero nadie el enorme tablero blanco alrededor. Ocurre igual con nuestra Iglesia que es Madre y Maestra.
Miramos lo que pensamos que está mal, pero no vemos lo bueno. Millones de almas que pueden salvarse, su extraordinaria labor social, los innumerables santos que han surgido de ella, sus frutos de eternidad y a Cristo quien es la cabeza de la Iglesia.
Seamos uno en Cristo
Te he comentado que me gusta mucho segur a los sacerdotes en Twitter. Uno de ellos, el padre Rafael Pacaníns@PRafaelL, ha estado comentando mucho sobre estos temas, aclarando dudas, alertando. Recientemente escribió:
No más divisiones. Seamos uno, formemos un solo cuerpo en Cristo, como nos dicen las Escrituras.
"Miren cuántas partes tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las varias partes no desempeñan la misma función. Así también nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo".
Una vez un buen sacerdote me dio este sabio consejo:
"Como el jugador de fútbol se concentra en el balón, tú concéntrate en escuchar, mirar y seguir a Jesús".
Respuestas bíblicas a la desunión en la Iglesia
"Pero Claudio", me dices, "ante lo malo que vemos, ¿cómo debemos actuar?".
Busquemos la respuesta a tu inquietud en la Biblia, Palabra de Dios. ¿Tienes a mano tu Biblia? Ábrela en Romanos 12 y lee estas instrucciones, por el bien de nuestra Iglesia y la salvación de nuestras almas.
- Que el amor sea sincero.
- Aborrezcan el mal y procuren todo lo bueno.
- Que entre ustedes el amor fraterno sea verdadero cariño.
- Adelántense al otro en el respeto mutuo.
- Sean diligentes, y no flojos.
- Sean fervorosos en el Espíritu y sirvan al señor.
- Tengan esperanza y sean alegres.
- Sean pacientes en las pruebas.
- Oren sin cesar.
- Compartan con los hermanos necesitados.
- Sepan acoger a los que estén de paso.
- Bendigan a quienes los persigan.
- Bendigan y no maldigan.
- Alégrense con los que están alegres.
- Lloren con los que lloran.
En pocas palabras: VIVE EL EVANGELIO.
Ahora lo sabes…: "Ante los ataques, siembra amor, habla y escribe serenamente, conserva tu dignidad, la fe, da ejemplo con tu vida y responde con la verdad y la misericordia". ¿Te animas?
¡Ánimo! La Iglesia siempre prevalecerá.
¡Dios te bendiga!