Según una hagiografía legendaria, existe un vínculo entre Santa Bárbara y el trigo (y más precisamente el que crece fuera de temporada). A partir de este detalle, en torno a la festividad del 4 de diciembre se desarrollaron unas deliciosas tradiciones: proponemos dos de ellas, perfectas para la familia, todas por redescubrir
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A veces, al verse obligados a describir las aventuras de santos que vivieron en las épocas más remotas, los hagiógrafos de la Edad Media se divertían insertando en la narración elementos imaginativos y abiertamente legendarios.
Lo hacían sin preocuparse demasiado por la precisión histórica, sino que se centraban en brindarle a la audiencia una lectura que impactara la imaginación, permitiendo que las lecciones morales resonaran profundamente.
Así nacieron algunas de las leyendas más imaginativas del martirologio (ejemplo impactante: San Jorge matando al dragón); y así nació también la historia que vamos a contar hoy. Es decir, la del milagro del trigo de Santa Bárbara.
El milagro del trigo que crece fuera de estación
En diversas formas, este esquema narrativo se repite siempre en las hagiografías de muchas santas vírgenes. Pero no sólo eso: también lo encontramos en algunos relatos apócrifos de la infancia de Jesús, en los que el narrador disfruta imaginando los detalles de la atrevida y frenética huida a Egipto.
En resumen: los protagonistas de esta historia varían, pero la trama se desarrolla de manera similar. Todo comienza con una joven santa que se encuentra en una situación de grave peligro: ya sea porque es perseguida por los matones de Herodes, o porque es amenazada por soldados que quieren martirizarla. (O ejercer violencia sobre ella, en el caso de las santas que vivieron en períodos posteriores al edicto de Constantino).
La mujer, encomendándose a la benevolencia del Señor, huye en dirección a un campo recién arado donde se encuentra con un labrador. Éste está allí ocupado en su tarea, sembrar el trigo. Al pasar, la santa le pide: «Si alguien te preguntara si has visto pasar por aquí a una mujer que huía, por favor, buen hombre, responde que la viste pasar justo cuando estabas sembrando el trigo».
Perplejo, el granjero accede a esa extraña petición y continúa con su trabajo. Pero aquí (¡milagro del cielo!) que en pocos minutos todas las semillas dan fruto. Y el campo se llena de mil espigas doradas, listas para la cosecha (además fuera de temporada).
Cuando los malhechores llegan al campo y le preguntan al labrador si ha visto pasar a una mujer que huía, él – como se le indica – responde que sí, que la ha visto pasar mientras sembraba trigo. ¡Lo cual es realmente cierto!
Pero como el trigo ya está alto, los matones asumen que ya han pasado meses desde el avistamiento. Convencidos de que están mirando en la dirección equivocada, dan la vuelta y se van a otro lado. Y así, la Virgen logra huir a Egipto con el Niño. La joven escapa del martirio (al menos por el momento). Y la piadosa dama tiene la oportunidad de salvarse de una terrible violencia.
De una antigua leyenda, dos tradiciones por redescubrir
Incluso Santa Bárbara, según cuenta la leyenda, fue protagonista de un milagro similar mientras huía de los soldados que intentaban matarla. Y el hecho de que el martirologio conmemore a la santa el 4 de diciembre, es decir, al comienzo del período de Adviento, ha dado lugar a unas dulcísimas tradiciones navideñas, vinculadas de diversas maneras a este episodio hagiográfico.
Aquí te proponemos un par, tan bonita y tan sencilla que fácilmente se pueden volver a proponer en familia para divertir a los más pequeños (…¡y no solo!).
Receta de khamiè de Santa Bárbara
El primero es una receta de un postre que, en la festividad de Santa Bárbara, no puede faltar en las mesas de los cristianos que viven en Oriente Medio. El ingrediente principal es el trigo, en homenaje a esas espigas doradas que crecieron milagrosamente para proteger la fuga.
Para la receta, seguimos las instrucciones del libro Cooking with the Saints (Ignatius Press, 2001). Esta calculado para 8/10 raciones.
300 gramos de trigo crudo remojado o precocido
100 gramos. de pasas
100 gramos. de piñones
100 gramos. de avellanas desmenuzadas
100 gramos. de almendras trituradas
100 gramos. de frutas confitadas mixtas
250 g. azúcar (o, según el gusto, miel y azúcar mezclados)
2l. de agua
½ cucharadita de agua de rosas
Si no estás utilizando trigo precocido, lávalo repetidamente con agua fría, ponlo en una cacerola que haya llenado con dos litros de agua. Cuécelo a baja temperatura hasta obtener una mezcla suave con una consistencia similar a la de papilla. Usando una olla normal al fuego, te puede llevar de cuatro a seis horas. Será mucho más práctico utilizar una olla de cocción lenta (programando unas cuatro horas de cocción en modo alto).
Cuando el trigo esté cocido, sin dejar de cocer a fuego lento, añadir las pasas, los piñones, las almendras, las frutas confitadas, el azúcar y el agua de rosas. Revuelve hasta que el azúcar se haya disuelto por completo; En ese momento, retira el khamiè del fuego y sírvelo en cuencos pequeños decorado con canela y pistachos picados. Servir aún caliente.
Brotes de trigo de Santa Bárbara
Si en Oriente Medio las amas de casa recuerdan a Santa Bárbara con el khamiè, en Europa del Este y en el sur de Francia existe todavía hoy una muy dulce tradición "para las familias". Tiene que ver con esos experimentos científicos que, de vez en cuando, se proponen para alumnos de primaria.
En memoria de Santa Bárbara, los pequeños de la casa "sembraban" granos de trigo el día de su fiesta. Los colocaban en un vaso que luego se cubría con pequeños trozos de algodón húmedo, para ser reemplazado periódicamente. El cuenco se colocaba en un lugar cálido de la casa (como podría ser, hoy en día, el radiador). Si todo iba bien, los granos de trigo pronto comenzarían a brotar, convirtiéndose en mil hilos verdes listos para lucir en Navidad.
¿Y qué mejor símbolo para representar la Navidad que una brizna de hierba que nace y crece exuberante, incluso en el invierno más frío?
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