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En una carta que el fraile franciscano, ya anciano, le escribió a Felipe II en 1557, rememoró la noche de Navidad a 34 años de distancia:
"Cuando se acercaba la pascua, hice llamar a todos los convidados de toda la tierra de diez leguas a la redonda de México y demás, para que viniesen a la fiesta de la Natividad de Cristo Nuestro Redentor; y así vinieron tantos que no cabían en el patio aunque es harto grande, y cada provincia tenía hecho un jacal en donde se recogían los principales, y unos venían de siete y ocho leguas en hamacas, enfermos, y otros de seis y siete leguas por agua, los cuales oían cantar la misma noche de la Navidad, los ángeles en el cielo que decían: "En tal noche nació el Redentor del mundo", y otras palabras semejantes".
Más adelante, su carta a Felipe II adelantaba lo que iba a suceder con la intervención de Santa María de Guadalupe en suelo mexicano, la devoción indígena, la gran cantidad de bautizos que, a veces, movían a suspicacia a los propios misioneros:
"Así que de esta manera vinieron primeramente a la obediencia de la Iglesia, y desde entonces se hinchan las iglesias y patios de gente… De manera que esta fue la entrada primera de ellos en la noche de la Natividad de Nuestro Redentor y en el patio de San Francisco de México".
Otra figura franciscana notable en el siglo XVI, fray Jerónimo de Mendieta, hace una serie de alusiones a las costumbres adquiridas por los naturales que siguen adornando, de forma muy particular, las navidades en todo México. Por ejemplo, los "nacimientos".
"En la iglesia, (los indios) tienen hecho para aquella noche y los días siguientes hasta el de los Reyes, un portal y un pesebre que representa al de Belén con el Niño Jesús y su Madre y San José y los pastores. Y en algunos con tanta curiosidad, que tienen harto que ver los españoles, y a unos y a otros ponen no pequeña devoción”.
Desde hace medio milenio, la Navidad en México es una explosión de luz y color, aunque en tiempos recientes ha habido iniciativas para remitir al interior de los hogares mexicanos las expresiones públicas del nacimiento de Nuestro Señor.
Difícil será que prosperen. El arraigo de la Navidad en los corazones mexicanos viene desde la maravillosa magistratura de fray Pedro de Gante, hace 500 años.