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"Señor, haz que conozca mi fin y cuál es el largo de mis días, para que sepa lo frágil que soy"
Amable lector, tengo una pregunta: ¿Sentiste muy breve el año que termina? ¿O es idea mía?
Ayer me pregunté: "¿En qué momento pasó?". Para mí es algo fascinante y la verdad, me ha dejado pensando y hasta con cierta nostalgia.
Este ha sido el año más corto de mi vida. Casi no lo sentí.
Apenas ayer preparaba a mi hijo para su primer día de clases en el colegio y hoy ya está graduado y se prepara para sus estudios universitarios.
Atrás quedan los apuros para ir al colegio, las tareas, buscar los útiles escolares, comprar el uniforme, las expectativas del primer día de clases.
Me había propuesto acompañar a Luis Felipe, mi cuarto hijo, junto a Vida, mi esposa, lo más que pude en todas sus actividades escolares, y no te imaginas cuánto me alegro de esa decisión. Fue acertada.
Te conviene acompañar a tus hijos en la vida y animarlos, empoderarlos. Créeme, el tiempo es fugaz y cuando te des cuenta habrán crecido. Te necesitan. Lo sé por experiencia propia.
¿Qué es un propósito?
Ayer me encontraba escribiendo mis propósitos para el nuevo año y de pronto me veo otra vez sentado haciendo exactamente lo mismo.
Es una señal, un signo que estremece, te muestra que la vida es fugaz, pero a la vez maravillosa, extraordinaria, llena de oportunidades y grandes aventuras.
Cada año para estos días me siento en la que llamo "mi banca de pensar".
Es una pequeña banca de madera que tengo afuera de mi casa donde reflexiono cada año en mis logros, dudas, caídas, triunfos, anhelos, lo pendiente por hacer y lo que espero emprender en el nuevo año, mis propósitos.
"Un propósito es la determinación firme de hacer algo".
Por lo general me hago tres muy sencillos que procuro cumplir en mi camino por la vida para crecer espiritualmente y como persona y llenarme de Dios. Conviene buscar algunos que sean fáciles de cumplir, que sepas que vas a lograr.
Para mí el propósito fundamental que los incluye y abraza a todos es huir de las ocasiones de pecado y permanecer con la gracia santificante en el sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús.
Mi meta es tener contento a Jesús. Y suelo decirme: "Si pierdo la gracia lo pierdo todo".
El Secreto
¿Cómo está tu alma hoy? Estar en gracia de Dios es el secreto de los grandes santos de nuestra Iglesia.
Ellos lo sabían bien: para dar frutos de eternidad hay que permanecer en Jesús, con Jesús. Aprendí mucho leyendo sus vidas y me tomo muy en serio estas palabras del buen Jesús:
"Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada".
Es el gran secreto revelado, para que tus actos den fruto y sea en abundancia.
"Señor, permíteme permanecer en ti y dar frutos de eternidad, para el bien de las almas y mayor gloria tuya".
Nuevos propósitos
Tenía curiosidad por conocer los propósitos más usuales de los católicos al iniciar un nuevo año y me topé con algo que no esperaba, uno que es considerado el más importante: "Ser compasivos, tener misericordia".
Creo que tienen razón. El amor es el ingrediente para todas nuestras actividades. Si amamos y permanecemos en gracia de Dios, todas nuestras actividades, por pequeñas y simples que parezcan, darán frutos abundantes y agradarán a Dios.
Te propongo algunas metas sencillas y alcanzables.
Hay que convertir lo ordinario en extraordinario a la luz del Evangelio, bajo la mirada paternal de Dios.
Por eso estos sencillos propósitos podrán volverse extraordinarios y dar frutos en tu vida, en la medida que los acojas y practiques con determinación.
Elige tres o anota otros por iniciativa propia. ¿Te parece?
Empecemos:
- Empezar a leer la Biblia a diario. Ve a una librería católica cercana y compra una de letra grande, preferiblemente para leer con facilidad.
- Conocer un poquito más mi fe y empezar a estudiar el Catecismo de la Iglesia Catolica.
- Rezar tres Avemarías antes de dormir.
- Hacer mi examen de conciencia cada noche.
- Rezar el Rosario todos los días como lo ha pedido la Virgen.
- El Rosario en familia una vez a la semana.
- Hablar a mis amigos de Dios con entusiasmo y alegría.
- Comulgar con más fervor y amor por Jesús.
- Ayudar a todo el que pueda en todo lo que pueda.
- Perdonar rápido todas las ofensas (pide a Dios que te ayude y lo hará).
- Sonreír más. Es gratis, contagioso y abre muchas puertas.
- Escuchar atentamente cuando me hablan.
- Hacer una visita semanal a Jesús en el Sagrario. Se pondrá feliz al verte.
- Ver menos el móvil y vivir un poquito más.
- Caminar media hora todos los días.
- Comer más saludable.
- Leer 6 libros de crecimiento personal y espiritual.
- Apoyar más en mi parroquia.
- Invitar al sacerdote de mi parroquia a cenar en casa, rodeado de mi familia, una vez al mes.
- Buscar un Director Espiritual que me oriente.
- Practicar la virtud de la paciencia.
- Pedir perdón a todo el que haya ofendido.
- Confesión semanal y misa diaria.
- Conservar mi estado de gracia y si caigo en algún pecado, confesarme lo antes posible.
- Tener gratitud. Ser agradecidos con Dios por tanto y decirle cada mañana: "Un día más que me regalas Señor, gracias".
¿Tienes algún otro propósito para el nuevo año que te gustaría compartir? Me encanta cuando los lectores me escriben. Te dejo mi email personal cv2decastro@hotmail.com
¡Dios te bendiga!