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Benedicto XVI y sus enseñanzas sobre la muerte

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 30/12/22
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«Confiemos en que el Señor nos ayude. Yo, retirado en mi oración, estaré siempre con vosotros, y juntos avanzamos con el Señor, con esta certeza: El Señor vence.»

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«Confiemos en que el Señor nos ayude. Yo, retirado en mi oración, estaré siempre con vosotros, y juntos avanzamos con el Señor, con esta certeza: El Señor vence». En su último discurso al clero de Roma, Benedicto XVI ya estaba preparando su testamento espiritual (14.02.2013).

Renovar nuestra fe

El papa emérito Benedicto XVI enseñó en varias ocasiones que «solamente quien puede reconocer una gran esperanza en la muerte, puede también vivir una vida a partir de la esperanza» (02.11.2012). Y así invita a los fieles a no tener miedo del último adiós, que «está iluminada por la Resurrección de Cristo, y para renovar nuestra fe en la vida eterna». 

Hay que prepararse para la muerte

El pontífice alemán dijo a su biógrafo: «Hay que prepararse para la muerte. No en el sentido de realizar determinados actos, sino de vivir preparándose para pasar el último examen ante Dios. Dejar este mundo y presentarme ante Él y los santos, amigos y enemigos. Aceptar, digamos, la finitud de esta vida y proponerse alcanzar la presencia de Dios» (Últimas conversaciones, el libro-entrevista de Peter Seewald). 

Peter Seewald le preguntó cómo se preparaba para la muerte y Benedicto le respondió: «Simplemente en mi meditación: siempre pienso en ello, en el hecho de que nos estamos moviendo hacia el final. Siempre intento prepararme y, sobre todo, estar presente. Lo importante, sin embargo, no es que me lo imagine todo, sino que vivo con la conciencia de que toda la vida se concentra en un encuentro».

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El hombre necesita eternidad

Benedicto XVI  indica que el «hombre necesita eternidad, y para él cualquier otra esperanza es demasiado breve, es demasiado limitada. El hombre se explica sólo si existe un Amor que supera todo aislamiento, incluso el de la muerte, en una totalidad que trascienda también el espacio y el tiempo. 

El hombre se explica, encuentra su sentido más profundo, solamente si existe Dios. Y nosotros sabemos que Dios salió de su lejanía y se hizo cercano, entró en nuestra vida y nos dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre» (Jn 11, 25-26) [02.11.2011].

La puerta oscura de la muerte

El Papa Francisco también ha citado a Benedicto XVI, «nos ha dado un buen consejo» en torno al tema de la llegada de la muerte (9.02.2022). Además, recordando que San José es el patrón de la buena muerte (Mt 24,42.45-47).

Para Francisco «nuestra relación con la muerte no se refiere nunca al pasado, está siempre presente». Por ello, citó al papa emérito Benedicto XVI: «Es hermoso dar las gracias al Papa Benedicto que a los 95 años tiene la lucidez de decir esto: ‘Yo estoy delante de la oscuridad de la muerte, a la puerta oscura de la muerte’. ¡Nos ha dado un buen consejo! La llamada cultura del ‘bienestar’ trata de eliminar la realidad de la muerte», explicó. 

El papa latinoamericano se refirió a la carta de Benedicto XVI publicada el 08 de febrero en respuesta al informe de la archidiócesis de Múnich y Freising sobre abusos sexuales publicado en 2022.

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Muy pronto me presentaré ante al juez definitivo

En ella, el papa Ratzinger expresó su tranquilidad para enfrentar la muerte: «Muy pronto me presentaré ante al juez definitivo de mi vida. Aunque pueda tener muchos motivos de temor y miedo cuando miro hacia atrás en mi larga vida, me siento sin embargo feliz porque creo firmemente que el Señor no sólo es el juez justo, sino también el amigo y el hermano que ya padeció Él mismo mis deficiencias y por eso, como juez, es también mi abogado (Paráclito)».

Ante la hora del juicio, prosigue el papa emérito, «la gracia de ser cristiano se hace evidente para mí. Ser cristiano me da el conocimiento y, más aún, la amistad con el juez de mi vida y me permite atravesar con confianza la oscura puerta de la muerte».

La última etapa de su peregrinación en esta tierra

En el día de su renuncia oficial Benedicto XVI, como buen profesor y hombre de fe, ha dejado palabras para ayudar a las personas a leer estos tiempos de expectativa sobre su salud  (28.02.2013): 

«Queridos amigos, me alegra estar con vosotros, rodeado por la belleza de la creación y por vuestra simpatía, que me hace mucho bien. Gracias por vuestra amistad, por vuestro afecto. Sabéis que para mí este es un día distinto de otros anteriores. Ya no soy Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Todavía lo seré hasta las ocho de esta tarde, después ya no. Soy simplemente un peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación en esta tierra. Pero quisiera trabajar todavía con mi corazón, con mi amor, con mi oración, con mi reflexión, con todas mis fuerzas interiores, por el bien común y el bien de la Iglesia y de la humanidad. Y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Caminemos junto al Señor por el bien de la Iglesia y del mundo. Gracias, y ahora os imparto de todo corazón mi Bendición. Que os bendiga Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Gracias, buenas noches. Gracias a todos». 

En este contexto, fieles de todo el mundo rezan por la salud del papa emérito Benedicto XVI. El Papa Francisco renovó hace unas horas su invitación a rezar por el papa Ratzinger y a acompañarle en estas horas difíciles (29.12.2022).

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