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Los miles de fieles que llegan al Vaticano claman por la canonización de papa Benedicto XVI: «¡Santo súbito!».
El rito fúnebre será presidido por el papa Francisco este jueves, 5 de enero de 2023, en la plaza de San Pedro, pero en el altar celebrará el decano del Colegio Cardenalicio Giovanni Battista Re. Esto debido a los problemas del Papa para moverse con agilidad a causa del dolor en la rodilla derecha.
Un rito inédito
La novedad es que será un rito de adiós a un pontífice, aunque Joseph Ratzinger reinó de 2005 a 2013 y era un emérito tras su renuncia en febrero de 2013. Se trata de un ritual inédito. Un papa reinante que preside el funeral de su predecesor.
Un precedente se encuentra en lo ocurrido con Pío VI, quien, tras morir en el exilio en Valence en 1799 como prisionero de Napoleón, tuvo un solemne funeral tres años después, cuando sus restos fueron traídos de vuelta a Roma: el funeral fue celebrado por Pío VII, según describió Andrea Tornielli en un artículo en Vatican News.
Así como no sucedía que un papa renunciara en 600 años (papa Gregorio XII), el Vaticano, que lleva adelante rituales que duran siglos, en esta ocasión ha tenido que estudiar detenidamente cómo desarrollar la ceremonia fúnebre para un papa emérito.
Una misa sencilla, había pedido Benedicto XVI en sus ultimas voluntades. Normalmente, después del novenario y la misa fúnebre, los observadores se focalizaban en el cónclave, que no habrá, por supuesto. Ni hubo tampoco destrucción del anillo del pescador. Ya despachado el día de su renuncia oficial.
La misa
La celebración se basa en el modelo de un funeral pontificio, con algunas adaptaciones, explicó el director de la Oficina de Prensa, Matteo Bruni a los periodistas vaticanistas (3 de enero de 2023). Se han suprimido del rito algunos elementos propios de un Papa reinante, como las súplicas finales de la diócesis de Roma y de las Iglesias orientales.
Durante la misa, las lecturas tampoco seguirán las prescritas por el ritual establecido para los pontífices reinantes. La primera lectura (Isaías 29:16-19) se leerá en español, la segunda (1 Pedro 1:3-9) en inglés, el Salmo 22 será en italiano "El Señor es mi pastor" y el Evangelio será el del Buen Ladrón (Lucas 23:39-46).
El papa Francisco pronunciará la homilía ante miles de fieles y peregrinos venidos para la ocasión.
El termómetro de las emociones del pontífice latinoamericano ya se puede medir en sus palabras proclamadas al inicio de la primera audiencia general del año: «fue un gran maestro de catequesis», dijo Jorge Bergoglio a los fieles en el Aula Pablo VI. Mientras se llevaba acabo el último día de capilla ardiente para el papa emérito a pocos metros, en la Basílica.
Según Francisco, Joseph Ratzinger tenía un «pensamiento agudo y educado» y «nos ayuda a redescubrir en Cristo la alegría de creer y la esperanza de vivir».
La primera intención de oración leída en alemán estará dedicada al «Papa Benedicto, que se ha dormido en el Señor», para que «el Pastor Eterno le acoja en su reino de luz y de paz». La plegaria eucarística recordará también al «Papa emérito Benedicto».
Luego se realizarán los demás ritos - ultima commendatio y valedictio - presididos por el Obispo de Roma.
El féretro
Después de tres días de velatorio público en la Basílica de san Pedro, el cierre del ritual de preparación se concluye esta noche del 4 de enero, cuando se cerrará el féretro, después del saludo final de los fieles.
El rito incluye rodear el féretro con cintas con los sellos de la Cámara Apostólica, la Casa Pontificia, la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas y el Capítulo Vaticano. El féretro se colocará en un ataúd de zinc, que se sellará.
En el interior, el Papa fallecido, al igual que Juan Pablo II, será enterrado con las medallas y monedas acuñadas durante su pontificado, con sus palios -en este caso, los de sus episcopados en Múnich y Roma- y un breve texto descriptivo de su pontificado.
El 5 de enero, una hora antes del inicio de la celebración, el féretro del pontífice deberá ser sacado de la basílica para permitir a los fieles presentes rezar antes de la misa.
La tumba
El féretro de Benedicto XVI saldrá de la Plaza de San Pedro para llegar a las grutas vaticanas donde será enterrado durante una ceremonia privada.
El papa emérito será sepultado en la antigua tumba de San Juan Pablo II, cuyos restos fueron trasladados a la nave de la Basílica de San Pedro tras su beatificación en 2011. Esa misma tumba acogió los restos mortales de Juan XXIII.
Benedicto XVI falleció el último día de 2022, tras un empeoramiento de su estado de salud durante el período navideño, cuando comenzó a experimentar problemas respiratorios. Tenía 95 años.
Nacido en el pequeño pueblo de Marktl am Inn, en el estado alemán de Baviera, el 16 de abril de 1927, Ratzinger gobernó la Iglesia católica entre 2005 y 2013, cuando se convirtió en el primer Papa en renunciar en casi 600 años.
Evento de relevancia internacional
Mil han sido los periodistas acreditados en el Vaticano para cubrir el evento, provenientes de más de 30 países. Italianos, ingleses, españoles, estadounidenses, entre otros.
En el atrio de la Basílica, todo está listo para el funeral, al que asistirán líderes religiosos y jefes de Estado y de Gobierno. Las rosas blancas, último detalle para adornar el altar del atrio, enmarcan la imagen de los peregrinos en fila.
Delegaciones
El papa alemán será despedido por unos 125 cardenales, 420 obispos y cerca de 4.000 sacerdotes que asistan a la misa, que estará animada por unos 250 miembros del coro.
Varios líderes religiosas también participarán a la misa fúnebre. Entre ellos, el Patriarca de Antioquía de los Sirios, Ignatius Youssef III Younan, el metropolitano de la Iglesia Rusa Antonij de Volokolamsk y una delegación del Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla.
Aunque las delegaciones oficiales previstas por el acto son únicamente la italiana y la alemana -encabezadas por Sergio Mattarella, Giorgia Meloni, Frank-Walter Steinmeier y Olaf Scholz-, serán numerosas las personalidades políticas que ocuparán sus puestos en la plaza, desde la realeza de Bélgica y España hasta los presidentes de Polonia y Hungría, Andrzej Duda y Katalin Novak.