El arzobispo maltés Charles Scicluna, que ha sido una figura clave en la lucha de la Iglesia contra los abusos, defiende los esfuerzos de Benedicto XVI.
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El fallecimiento de Benedicto XVI ha reavivado la polémica sobre la forma en que abordó los abusos sexuales en la Iglesia. Desde ser el primer Pontífice en reunirse con víctimas de abusos, pasando por tomar medidas contra sacerdotes poderosos y culpables, hasta ser acusado de gestionar mal los casos en su diócesis cuando era obispo en Alemania, el Papa emérito dejó un historial variopinto, según muchos observadores.
Sin embargo, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, ha defendido enérgicamente los esfuerzos del Papa emérito en diversas declaraciones publicadas por múltiples medios de comunicación. El prelado maltés trabajó junto a Benedicto XVI entre 2002 y 2012 como promotor de justicia, como fiscal encargado de tratar los delitos graves de abusos, para la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF).
El cardenal Ratzinger fue "instrumental en el largo proceso que actualizó la ley y los procedimientos sobre los delitos canónicos más graves", dijo el arzobispo Scicluna a Vatican News, al tiempo que destacó que estos esfuerzos sólo se intensificaron una vez que el prelado alemán se convirtió en Papa.
En la actualidad, el arzobispo Scicluna sigue siendo considerado una figura clave en la lucha contra los abusos. Desde 2018 ejerce como secretario adjunto del ahora rebautizado Dicasterio para la Doctrina de la Fe y ese mismo año el papa Francisco le pidió que dirigiera una investigación sobre los abusos en la Iglesia en Chile.
La labor del cardenal Ratzinger en la CDF
La lucha del cardenal Ratzinger contra los abusos dentro de la Iglesia comenzó cuando fue nombrado Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1981. Desde este cargo, pudo comprobar la omnipresencia de este problema en la Iglesia y la inadecuación de las estructuras y normas existentes para tratar a los sacerdotes problemáticos. Según la Associated Press, en 1988 intentó persuadir al departamento jurídico del Vaticano para que le permitiera expulsar rápidamente a los abusadores, pero se lo denegaron alegando "la necesidad de proteger el derecho de defensa del sacerdote."
Como destaca el arzobispo Scicluna en sus comentarios a Vatican News, el cardenal Ratzinger pudo abordar la cuestión más directamente en 2001. Presentó a Juan Pablo II un proyecto de ley que luego se convirtió en el Motu Proprio Sacramentorum Sanctitatis Tutela, que daba más poder a la CDF para poder hacer frente a estos graves delitos.
Luego, en noviembre de 2001 y febrero de 2002, el cardenal Ratzinger obtuvo del Papa otras dos facultades especiales para que la CDF pudiera tratar los casos más graves de abusos, explicó el arzobispo Scicluna. La primera consistía en poder derogar la prescripción y la segunda en agilizar los procedimientos para determinados casos. La aceptación de la segunda función hizo que se presentaran muchos casos "en masa", especialmente desde Estados Unidos, destacó el Arzobispo.
En 2002, el prelado maltés comenzó a ayudar al cardenal Ratzinger en su trabajo. "Solíamos discutir los casos los viernes; él lo llamaba la penitencia de los viernes", dijo Scicluna a Associated Press.
En 2004, poco antes de ser elegido Papa, el cardenal alemán también ordenó revisar todos los casos pendientes en la CDF, entre los que, según Crux, se encontraban algunos de alto perfil como el mexicano Marcial Maciel Degollado, fundador de la Legión de Cristo.
"Vi… al cardenal Ratzinger madurar en su comprensión del fenómeno", dijo el arzobispo Scicluna al National Catholic Reporter. "Revisábamos cientos de casos cada año y las narraciones te enseñan mucho. Te enseñan no sólo la debilidad humana, sino también la cara oscura del abuso, los efectos en las víctimas y también el hecho de que hay una narrativa que se repite."
Scicluna también dijo a NCR que, aunque el cardenal Ratzinger era lo suficientemente humilde como para saber cuándo confiar en expertos, tenía "esta enorme comprensión de la naturaleza humana, y también de la teología y la antropología detrás de la mala conducta", lo que le ayudó a discernir en ciertos casos.
La lucha de Ratzinger continuó como Papa
Cuando el cardenal Ratzinger se convirtió en el Papa Benedicto XVI en 2005, "se aseguró de que el trabajo de la CDF no sólo continuara, sino que fuera apoyado", subrayó el arzobispo Scicluna a Vatican News. Destacó cómo el Papa alemán renovó todas las facultades especiales de la CDF y actualizó en 2010 el Motu Proprio de Juan Pablo II de 2001.
En 2014, el Vaticano había revelado que en la década anterior había recibido 3.400 casos de abusos y había expulsado a 848 sacerdotes y sancionado a otros 2.572. Associated Press informó entonces de que casi la mitad de las destituciones se habían producido en los dos últimos años del papado de Benedicto XVI.
El arzobispo Scicluna también subrayó a Vatican News que Benedicto XVI fue el primer Pontífice que se reunió con víctimas de abusos sexuales, a partir de 2008. Además, afirma que la "Carta a los católicos irlandeses" (2010) del Papa, escrita cuando estallaron las acusaciones de abusos en el país, es un "texto de referencia básico."
El arzobispo Scicluna destacó que "el Papa Francisco continuó construyendo sobre el progreso hecho bajo el papado del Papa Benedicto en la respuesta de la Iglesia a los casos de abuso clerical."
"Francisco toma la teología de la solidaridad de una manera muy profunda; cuando un miembro sufre, todos sufrimos", dijo el arzobispo Scicluna a NCR. "Hay una continuidad, pero también hay un desarrollo; no es simplemente repetir".
Las acusaciones del informe de Múnich
A principios de 2022, la archidiócesis de Munich-Freising, en Alemania, publicó un informe en el que acusaba a Benedicto XVI de haber gestionado mal cuatro casos de abusos cometidos por sacerdotes cuando era arzobispo, entre 1977 y 1982. Benedicto publicó entonces una carta en la que abordaba las conclusiones y negaba las acusaciones, al tiempo que expresaba su "dolor" y "vergüenza" a las víctimas de los abusos.