Diez meses atrás recomendábamos aquí una película belga titulada Un pequeño mundo, que aconsejábamos proyectar en las escuelas para concienciar al alumnado de la pesadilla que supone el acoso escolar.
Ahora, desde el mismo país, nos llega otro filme de características similares, que ha cosechado varios premios y algunas nominaciones (por ejemplo, la del Globo de Oro a la Película de Habla No Inglesa): Close, dirigida por Lukas Dhont.
La primera diferencia con aquella es que los protagonistas son más mayores: en torno a los 12 años. La segunda, que el acoso que sufren no es tan constante, pero las consecuencias acaban siendo más trágicas.
Proyectarlas en un programa doble sería esencial para concienciar a los niños de las consecuencias que pueden ocasionar unas palabras en forma de burla o acusación. Quizá les ayude a comprender cómo unos actos pueden desembocar en desenlaces fatales.
La semilla de la cizaña
Close nos relata la amistad de dos muchachos, Léo (Eden Dambrine) y Rémi (Gustav De Waele). Van juntos a todas partes. Juegan, corren por el campo, pedalean con sus bicicletas. Uno duerme y cena, algunas noches, en casa del otro.
Léo dice que son "mejores amigos", "casi como hermanos". ¿Quién no ha tenido ese tipo de amistad en la infancia y en la adolescencia?
Un día, ya metidos en el nuevo curso escolar, unas niñas siembran cizaña: les preguntan si son "pareja", si "están juntos". Léo, incómodo y ruborizado, en seguida les responde que no. Que sólo son amigos.
Pero esa semilla pronto dará fruto: otros niños empiezan a llamarles "maricones", a burlarse de ellos. Léo, el más fuerte de los dos, esquiva a Rémi, se aleja de él para que cesen los rumores y las acusaciones. Esto tendrá consecuencias terribles que no vamos a contar aquí.
Sentimientos como el rechazo, la culpa, la tristeza y la ira van reflejándose en las miradas de los personajes, capturadas siempre con sutileza y naturalidad por el director. Es, en el fondo, una historia sobre el modo en que nos ven los demás, y las maneras en que esas miradas de terceros pueden perjudicarnos cuando afloran los veredictos.
Cómo los muchachos deberían gestionar la película
Close puede enseñar a los jóvenes a posicionarse, a colocarse del lado de los protagonistas y sentir empatía por ellos. Aunque los rumores de los compañeros de colegio fueran ciertos, nadie debería cuestionarse la sexualidad de los demás, ni su conducta, ni si la amistad es estrecha o no, y aún menos debería señalarles con el dedo.
Lo que las burlas pueden originar no siempre acarrea consecuencias fatales; pero, cuando sí lo hace, no hay quien las detenga: aislamiento, depresiones, rechazo, soledad, incluso violencia y suicidios.
En un determinado momento, Léo se apunta a hockey sobre hielo. No lo expresa, pero sabemos que lo hace porque es un deporte que demuestra masculinidad, y así él se incorpora a la manada de chicos con actitudes duras.
Éste es otro aspecto que los muchachos pueden aprender durante su visionado: que no se debería elegir un deporte (como no se elige un juego o un juguete) porque sea "de chicos" ni se tendría que rechazar porque sea "de chicas".
Y, sobre todo, pueden aprender cómo nos afecta el sufrimiento, especialmente en edades tempranas en las que nuestra identidad está en proceso de formación, en que a veces nos sabemos distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo público y lo privado.
Pueden fijarse en que Léo, desde que surgen los rumores, también se equivoca al alejarse de Rémi. Alejarse de tu amigo, no mantenerse firme en tus convicciones sólo por el "qué dirán", es un gran error que nadie debería cometer.
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