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El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) Claudio Fabián “Chiqui” Tapia cumplió una promesa que realizó antes de la Copa Mundial de la FIFA de Catar 2022 y llevó, ni bien iniciado el año, el trofeo alcanzado por su selección a la Virgen de Luján, Patrona de la Argentina. El presidente Tapia fue recibido por el rector del Santuario Nacional, el padre Lucas García, y pudo ofrecer la Copa ante los pies de la Virgen.
Las propias cuentas de redes sociales de la Basílica reconocieron el gesto y pidieron por los frutos de la acción.
El gesto continúa una tradición ya iniciada en 1978, cuando jugadores de aquel plantel que se consagró en el propio país pasaron a agradecer a la Virgen. Ya en 1986, luego de obtener por segunda vez la Copa del Mundo, la selección de entonces la visitó de manera colectiva, con varios de los jugadores del plantel y con el entrenador Carlos Salvador Bilardo a la cabeza, en señal de gratitud. Lo mismo tras el subcampeonato obtenido en el Mundial de Italia 1990.
La Virgen de Luján estuvo presente en el vestuario mismo de los jugadores tras la consagración en Catar. Según se pudo ver en los videos grabados por el plantel y subidos a sus redes sociales, en el centro de la mesa en torno a la cual se ubicaban los boxes de los 26 jugadores, estaba una pequeña imagen de la Virgen, de unos 15 centímetros de altura, en la advocación de la patrona de los argentinos.
Ya el propio Messi, como dimos cuenta desde Aleteia en español, había avisado que no había realizado promesas para este Mundial ya que se considera un agradecido de todo lo futbolístico que le pasó en la vida.
"Lo que tenga que venir, va a venir y creo que Él es el que decide. Simplemente pienso en eso, la verdad es que no soy de hacer promesas", declaró antes del Mundial. Antes del Mundial de Rusia, aunque interrogado por un periodista y no de manera serena como en esta entrevista, había dicho que iría al Santuario de San Nicolás si se daba el triunfo en aquella edición.
En un país que, más allá de la práctica sacramental recurrente, se manifiesta de manera mayoritaria como cristiano, no llama la atención la naturalidad con la que los jugadores y el cuerpo técnico se mostraron públicamente rezando antes, durante y luego de los partidos.
Durante la propia final, el mismo defensor Nicolás Tagliafico reconoció en una transmisión de las redes sociales de la AFA que cerró los ojos, no quiso ver los últimos momentos del partido más importante de su vida, y simplemente rezó.
Fue durante la tanda de penales en la que la selección albiceleste se terminaría quedando con la victoria. Tagliafico, como muchísimos otros argentinos en su propio país, pero en el mismo campo de juego, prefirió rezar y ante los nervios no ver con sus propios ojos lo que terminó siendo el desenlace de lo que fue reconocido por muchos periodistas de todo el mundo como la mejor final de todos los tiempos.
El propio santuario mariano de Luján recibió minutos después de la consagración a cientos de devotos que se congregaron en la plaza delante de la basílica, algunos agradecidos, como pudo conocer este periodista, que hicieron la promesa de visitar a María último momento, prefiriendo rezar a mirar el desenlace del partido. Ellos cumplieron, y también la AFA, que ofreció a la patrona argentina la Copa Mundial.