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Félix Fernández de Romarategui Lanas nació hace casi 101 años en una familia muy religiosa. Trabajó en su juventud como ebanista, carpintero y decorador.
Creció su amor por el arte y pronto encontró en la Iglesia un lugar donde poder ayudar a los demás, ayudarles a mejorar sus condiciones de vida y a reafirmar la dignidad de las personas.
Entró en las Juventudes de Acción Católica y su rechazo a la dictadura le llevó a la cárcel durante dos años. Allí aprendería euskera.
Misionero en Ecuador 33 años
Al salir de la cárcel formó parte de grupos diocesanos y sintió una llamada a hacerse misionero y ayudar a los más pobres de los más pobres. En 1955 y como laico se fue a Ecuador y allí perteneció a las Misiones de la Iglesia. Permaneció 33 años como misionero.
En territorio de misión es donde Peli comentó a realizar sus primeras obras importantes.
Destacó especialmente por embellecer las iglesias que otro misioneros estaban construyendo. Su intención era dotar de belleza los templos y además poner de manifiesto la dignidad de la población local.
A finales de los Años 80 volvió de América Latina para vivir en el Santuario de los Santos Antonios de Urriola. Allí destaca el gran mural que realizó, con 170 metros cuadrados de superficie e integrado por más de 850.000 teselas, así como diferentes vidrieras.
El obispo de Vitoria, monseñor Juan Carlos Elizalde ha calificado a Peli Romarategui como "un hombre bueno, misionero contemplativo hasta el final".
"Recogemos su testigo: una vida callada en el trabajo creativo de plasmar en el arte la fe y la vida misma", explica el obispo que da las gracias "a su familia y todos los que, a su lado, han contribuido a que sus casi 101 años fueran una bendición para todos."