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En este domingo en que la Iglesia Católica celebra el 4° Día de la Palabra de Dios, el Papa Francisco instituyó a 10 "catequistas" y "lectores" durante una misa celebrada en la Basílica de San Pedro, el 22 de enero de 2023. En su homilía, insistió en el hecho de que la "Palabra de Dios" se dirige a todos, que llama a la conversión y que hace heraldos.
Un año después de confiar por primera vez a laicos, hombres y mujeres, los ministerios de catequista y lector en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco ha elegido nuevamente el "Domingo de la Palabra de Dios" para establecer tres lectores (dos hombres y uno mujer) y siete catequistas (cinco mujeres y dos hombres) durante la misa.
En enero de 2021, el pontífice argentino había decidido abrir a los laicos el ministerio instituido como lector -con el de acólito- por el Motu proprio Spiritus Domine. El de catequista fue creado con el motu proprio Antiquum ministerium en mayo de 2021. Estos ministerios son distintos de los ministerios ordenados -diáconos, presbíteros y obispos- de carácter sacramental.
Estas nuevas disposiciones contribuyen a resaltar "la importancia de los laicos en la obra de evangelización" había justificado el Papa Francisco quien, desde su elección en 2013, se ha preocupado por integrar más a los laicos en la vida de la Iglesia. Este es en particular uno de los grandes temas del Sínodo sobre el futuro de la Iglesia, lanzado por el Papa en octubre de 2021 en todo el mundo.
Durante la misa, después de la lectura del Evangelio, los 10 candidatos fueron llamados por su nombre para ser instituidos. Después de la homilía del Papa, recibieron su ministerio según dos nuevos ritos, todavía en experimentación. El Papa finalmente entregó a los lectores un Evangelio ya los catequistas un crucifijo.
La "maldición" de una iglesia de corazón estrecho
En su homilía, el Papa insistió primero en que la Palabra de Dios "es para todos". "Que no suceda que profesemos un Dios de corazón ancho y seamos una Iglesia de corazón estrecho", advirtió a los 5.000 fieles reunidos en la basílica. "Sería, me atrevo a decir, una maldición", advirtió, dejando sus notas. Le es imposible "predicar la salvación para todos y hacer impracticable el camino para acogerla".
En segundo lugar, el obispo de Roma recordó que esta "Palabra de Dios" llama a la conversión. "La Palabra, cuando entra en nosotros, transforma el corazón y la mente; nos cambia, nos lleva a orientar nuestra vida hacia el Señor". No se trata de ponernos "bajo la autoridad" de "nuestros gustos, nuestras tendencias y nuestras preferencias, sino bajo la única Palabra de Dios que nos forma".
Finalmente, el Papa indicó que la "Palabra de Dios" debe hacer de los cristianos "heraldos". "Nuestra misión es convertirnos en buscadores de los perdidos, de los oprimidos y desanimados, para llevarles no nosotros mismos sino el consuelo de la Palabra".
Antes de concluir su homilía, el Papa agradeció "a quienes dedican su tiempo para que la Palabra de Dios sea puesta en el centro, compartida y anunciada". Citando a los laicos, también se tomó el tiempo para agradecer a los diáconos y sacerdotes por su servicio y sacrificios.