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Sor Josefina se sabía instrumento del Señor. Un instrumento que trabajaba con alegría. Era la religiosa encargada de redactar la Hoja de la Caridad en Madrid, ese folleto en papel en el que aparecían -y aparecen- algo así como anuncios clasificados con las necesidades de los más pobres de la diócesis: "...para pagar el alquiler de una madre con 3 hijos", "...para comprar una estufa a un matrimonio de ancianos", "...para alimentación de una familia con los padres en el paro y 4 hijos"...
Sor Josefina estuvo más de 60 años redactando aquellos anuncios, que aparecían en la Hoja Diocesana y en el diario ABC los primeros domingos de mes. La Hoja de Caridad comenzó a publicarse en el año 1957 y ella estaba allí cuando emprendió su andadura.
Gracias a ese trabajo, muchas personas se removían y ayudaban a quien lo necesitaba a través de Cáritas. Y sí, era aquella persona generosa, era Cáritas y era sor Josefina. Pero ella decía que lo que quería era que aquella «persona de alguna manera entendiera que no era yo quien estaba haciendo el servicio, sino que era Dios que se estaba ocupando de él, o sea, que Dios le amaba». Su idea de servicio era muy similar a la de santa Teresa de Calcuta y a la de tantos otros santos, que buscan solo la gloria de Dios.
Sor Josefina Salvo falleció el martes 24 de enero. Tenía 90 años. Vivía en la comunidad del colegio Inmaculada-Marillac de Madrid.
En una entrevista a la emisora de radio Cope en el año 2017, cuando la Hoja de Caridad cumplía los 60 años, había explicado cuál era su motor de vida: «En el noviciado yo aprendí a servir a los pobres». Ella estaba convencida de la repercusión de aquel trabajo, con la "seguridad de que estoy sirviendo a Cristo en aquella persona».
También ese mismo año explicó en una entrevista a Alfa y Omega: «Todos estos años se me han pasado como un suspiro, y me da mucha alegría pensar que he vivido bien mi vida, en una tarea tan noble».
Hasta sus últimos días
«Cáritas es el corazón de la Iglesia», decía la religiosa, que estuvo unida a la Hoja de Caridad hasta sus últimos días.
Pilar Algarate, actual secretaria general de Cáritas Diocesana de Madrid, ha recordado cómo su servicio fue real hasta los últimos momentos de su vida:
«El viernes me llamó porque tenía casos de la hoja sin terminar». La anciana no se encontraba bien, pero «estaba pendiente de dejarla cerrada». «Si me podéis traer un portátil», le sugirió.
El lunes 23, un día antes de morir volvieron a hablar y la hermana no se encontraba demasiado bien. Pilar ha explicado que se despidió de ella con un «gracias, sor Josefina» que resumía el agradecimiento a la labor de tantos años. Sor josefina mostró con hechos que estuvo «hasta el último momento pensando en Cáritas y en las personas que atiende Cáritas», subraya Pilar Algarate.
«El año pasado -añade Pilar- hizo uno de los cursos de formación porque tenía que seguir aprendiendo; siempre venía con ideas adaptadas al período que estábamos viviendo para poder atender mejor a la gente, nos ayudaba a tomar decisiones...». «Es historia de Cáritas», concluye la secretaria de Cáritas Diocesana de Madrid.