El libro titulado Ráfagas al atardecer es el séptimo que publica mossèn Lluís Raventós, sacerdote que cumplirá 90 años en unos días. En esta última obra, que acompaña con sus característicos dibujos, trata de mostrar mediante los comentarios y anécdotas de San Josemaría, cómo mejorar la vida interior.
Ráfagas de luz
El autor comenta que las historias que reúne el libro "son de un interés enorme para la vida interior de un cristiano" y piensa que muchas personas agradecerán su lectura.
En él se recogen cincuenta imágenes gráficas que san Josemaría utilizó varias veces en su predicación. Las fábulas, anécdotas y recuerdos personales, parábolas o personajes históricos sirven de excusa para introducir pequeñas enseñanzas prácticas para avanzar en la vida de piedad.
Y mossèn Raventós ha añadido en cada una de las páginas del libro un dibujo que ilustra ese concepto y lo acompaña con un texto explicativo, a modo de ráfaga. Como si fuera un golpe de luz repentino en medio de la oscuridad. Así lo entiende él.
Indicar el camino
Y así nos lo señaló Jesús:
"Vosotros sois la luz del mundo. Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro padre que está en los cielos."
Es una cita que recoge el libro en su presentación.
El autor indica, como también lo hizo San Josemaría, que "vivimos en una época convulsa en la que se ha ido borrando la señalización divina y muchos ignoran ya si van por buen sendero o si se dirigen a un precipicio”.
Así que nuestra labor como cristianos es ser guías de montaña. Con nuestras pisadas -conversaciones, conducta, ejemplo- debemos mostrar cuales son los "caminos divinos de la tierra". Y este libro puede ayudarnos.
Palos pintados de rojo
La imagen de portada también ilustra la página dedicada al trato con Dios. Habla de lo siguiente.
Si somos constantes viviendo una serie de normas de piedad, podremos tener un plan de vida cristiano.
¿Cómo conseguirlo? Decía San Josemaría que era como seguir los palos altos pintados de rojo que se colocan en las montañas al borde de los caminos. Si cae la nieve en invierno y los senderos quedan escondidos, estos palos sobresalen como un punto de referencia seguro. Así no nos perdemos y sabemos por dónde va la ruta.
Trabajo bien hecho
Mossèn Raventós dedica varias historias al trabajo y su santificación. Por ejemplo, tal como hizo san Josemaría, utiliza el recurso de la Catedral de Burgos y el detalle con el que está labrada la piedra, incluso en las torres más altas, allí donde no llega la mirada de los transeúntes.
Se refería así al trabajo bien hecho, acabado con finura y realizado para gloria de Dios, como hacían los maestros canteros.
También le gustaba a este santo compararse con un borrico de noria: "¡Bendita perseverancia la del borrico de noria! Siempre al mismo paso, siempre las mismas vueltas. Un día y otro: todos iguales”.
Y con este animal ilustra esta idea mossèn Raventós, con un burro monótono que siempre realiza el mismo recorrido, pero que gracias a su trabajo y esfuerzo consigue un huerto frondoso y un jardín florido. La fe nos hace amar el camino y nos empuja a realizar el trabajo con afán.
Parábola de la levadura
En el libro también tienen cabida algunas parábolas contenidas en el Evangelio, como la del pan y la levadura (Mt 13, 33). San Josemaría nos invitaba a ser como ese fermento: "Nos hemos de ver como una pequeña levadura que está preparada y dispuesta para hacer el bien a la humanidad entera."
Pasar inadvertidos
Además, el autor hace referencia a varias virtudes, como la humildad. En este caso usa la comparación que muchos autores espirituales han utilizado desde hace siglos y también lo hizo san Josemaría: "No vayáis a hacer como esas gallinas que, apenas ponen un solo huevo, atronan cacareando por toda la casa."
La idea es trabajar desempeñando una labor intelectual o manual con la intención de servir a Dios y pasar inadvertidos.
Alejandro Magno
En el libro incluso aparece algún personaje ilustre del que podemos extraer una enseñanza de su comportamiento. Es el caso de Alejandro Magno, rey de Macedonia, que conquistó medio mundo y del que se valió San Josemaría para tratar sobre el poder de la oración.
Así lo cuenta e ilustra mossèn Raventós: "Un día salió al encuentro de Alejandro Magno un pordiosero, pidiendo una limosna. Alejandro se detuvo y mandó que le hicieran señor de cinco ciudades. El pobre, confuso y aturdido, exclamó: ¡yo no pedía tanto! Y Alejandro repuso: tú has pedido como quien eres; yo te doy como quien soy."
Así hace Dios con nosotros. Nosotros damos lo poco que somos y Dios se vuelca como quien es, Todopoderoso.
Espacio para la Virgen
En la vida de piedad la Virgen ocupa un lugar privilegiado, así que Ráfagas al atardecer contiene también una historia dedicada a ella: "El pollo de siete patas".
San Josemaría utiliza un recuerdo de su infancia - cuando en los días de fiesta su madre cocinaba un pollo y tenía que repartirlo entre sus hijos y todos querían el muslo-, para hacernos entender que la Virgen, nuestra madre del cielo, siempre está atenta a nuestras necesidades y acoge nuestras súplicas.
Enriquecer el alma
El libro incluye más historias -hasta llegar a cincuenta- ilustradas con el estilo tan particular de mossèn Raventós, quien ha recopilado cuidadosamente citas y enseñanzas de la predicación de San Josemaría Escrivá. Sus catequesis se caracterizaban por su agudeza y buen humor, que se reflejan en el libro.
Las últimas páginas incluyen un índice orientativo de materias: apostolado, confesión, desprendimiento, eucaristía, fe, fraternidad, optimismo, paciencia, sencillez o trato con Dios.
Temas que nos ayudarán a enriquecer nuestra alma mientras pasamos las hojas disfrutando de los dibujos llenos de detalles que nos regala su autor.