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Las fotos son impresionantes. A lo largo de los 25 kilómetros que separan el aeropuerto de Kinshasa y el Palacio de la Nación, una gran multitud se ha concentrado a ambos lados de la calzada.
La ciudad de casi 15 millones de habitantes se estremeció al ritmo de esta visita de tres días.
Banderas y vallas publicitarias gigantes toman los colores y mensajes del viaje papal. Los escolares visten con orgullo sus uniformes mientras miles de congoleños intentan encontrar el mejor lugar para ver el famoso papamóvil. Finalmente, las pasarelas y los pocos promontorios son tomados por asalto y las muy numerosas fuerzas policiales a veces tienen dificultades para mantener la calma.
Con sus casi 50 millones de fieles, el país católico más grande de África celebra la llegada del Papa Francisco, borrando así la grandísima desilusión provocada la primavera pasada con la cancelación del viaje papal previsto inicialmente para julio de 2022.
"Hemos estado esperando a un Papa durante 38 años", comenta una mujer congoleña viendo llegar el convoy al Palais de la Nation, donde el Papa pronunció el primer discurso de su viaje africano de 6 días. Con sus visitas en 1980 y 1985, el Papa Juan Pablo fue de hecho el último pontífice en venir a la RDC.
Ante las autoridades del país, Francisco se presentó como un "peregrino de la reconciliación y la paz" en un país asolado por el conflicto y la pobreza. “Estoy aquí para abrazarlos y recordarles que son invaluables, que la Iglesia y el Papa tienen confianza en ustedes”, dijo a los miles de invitados reunidos en los Jardines del Palacio.
“¡Ánimo, hermano y hermana congoleños! Levántate, toma de nuevo en tus manos, como un diamante purísimo, lo que eres, tu dignidad, tu vocación de mantener en armonía y paz la casa en la que vives”, prosiguió, mientras el público, muy expresivo, aclamaba en voz alta el palabras de aliento del pontífice de 86 años.