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Es casi una verdad de fe: Costa Rica – cuyo saludo y expresión popular es "¡Pura vida!" – es el ejemplo para seguir, en muchos renglones, de América Latina. Y de buena parte del mundo.
Este pequeño país centroamericano, de apenas 51.000 kilómetros cuadrados y 5.1 millones de habitantes es el único país tropical del mundo que, tras muchos años de deforestación, logró revertir el camino.
Todos los demás países que poseen selvas tropicales, verdaderos pulmones de la humanidad, han seguido deforestando, tirando bosques para – en el mejor de los casos – cultivar la tierra y criar ganado.
El programa de reforestación costarricense, iniciado en la última década del siglo pasado, ha demostrado al mundo que la pérdida de la biodiversidad y el avance del "progreso" pueden tener un alto, cuando hay voluntad del gobierno y de la sociedad civil.
El doble de bosque en poco tiempo
Según un reportaje de CNN en español, "a comienzos de los 90, un 25% de la superficie del país estaba cubierta por bosques, mientras que en la actualidad la cifra supera el 50%. Además, el 30% de la superficie son parques nacionales, con los beneficios que esa denominación conlleva".
Dos son los factores que han hecho doblar en poco más de tres décadas la superficie boscosa: las leyes que protegen los bosques y sancionan a los depredadores, y los incentivos económicos.
A través de un programa pionero a nivel mundial, el Programa de Pago de Servicios Ambientales (PPSA), se hacen pagos directos "a los propietarios y poseedores de bosques y plantaciones forestales por los servicios ambientales que prestan cuando están bien gestionados".
El reportaje de CNN subraya que "los servicios (ambientales) son fundamentalmente cuatro: mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, protección de la biodiversidad, protección del agua y belleza del paisaje".
Los ancestral y lo moderno
Sin embargo, no solamente es el tema de la protección de los bosques y las selvas tropicales: el 99% de la energía del país es de energías renovables. "Y a esto se suma un fuerte marco legal que prohíbe, por ejemplo, la explotación de gas y petróleo y las minas a cielo abierto".
No se ha descubierto nada nuevo, al contrario: Costa Rica está reivindicando la sabiduría ancestral de los pueblos originarios de Latinoamérica, combinándola con la modernidad en cuanto a la obtención de energía.
De nuevo el mono araña y el quetzal tienen un entorno donde habitar junto con las especies tropicales y dentro de un bosque creciente, alejado de las prácticas que la encíclica del Papa Francisco, Laudato Si’ ha puesto al descubierto.
Quizá por todo ello, Costa Rica es el país más feliz de América Latina, según el último Informe Mundial de la Felicidad. Y también, en este ambiente de uno de los 25 países megadiversos del mundo, el santo y seña entre los ticos sea "¡Pura vida!".