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El terremoto de Turquía abre heridas cada vez que conocemos las cifras. Vamos por 20.511 muertos y más de 75.000 heridos, según las cifras oficiales.
Los cadáveres se amontonan en cualquier pasillo de hospital o en un lugar de cada población donde los supervivientes tratan de dar dignidad a la muerte de sus más cercanos.
Las posibilidades de encontrar a alguien con vida después de que han transcurrido más de 72 horas desde el suceso son altamente escasas.
Y, sin embargo, ayer un equipo de salvamento en la provincia de Hatay, en la zona más al sur de Turquía, logró sacar de los escombros a un bebé de 20 días. Estaba con vida, lloraba y se movía, con algunos moratones en su cuerpecito. Con su mano derecha agarraba fuertemente algo.
Era un mechón de pelo de su madre.
La mamá había fallecido con el golpe de una placa de hormigón al desplomarse su casa. Pero el pequeño, casi incomprensiblemente, quedó protegido. El mechón es ahora testigo del vínculo con su madre, incluso más allá de la muerte de ella.
El bebé se llama Kerem, que en español significa "amable, bondadoso". Su madre, al darle el nombre, pensaría en cómo querría que fuera su hijo cuando creciera.
Gestos de solidaridad
Turquía y Siria nos están dejando grandes testimonios de fe, de ayuda y solidaridad. Los supervivientes se están volcando en tareas de rescate y de ayuda a los cientos de miles de personas que están si hogar. Y esto ha despertado la preocupación internacional.
El gigante de la moda Inditex anunció que ha enviado 500.000 abrigos a la zona sacudida por el terremoto. Un gesto de ayuda material, que además puede ir rápido gracias al conocimiento de los canales de distribución que tiene la empresa. Además, ha donado 3 millones de euros. Todo es poco para las personas que están ahora literalmente sin hogar mientras el frío baja a niveles de congelación cada día.
Por su parte, el chef José Andrés ha movilizado a su equipo de la oenegé World Central Kitchen para llevar comida a quien la necesite, con ayuda de socios locales, cocinas de restaurantes y cáterings que se ponen a disposición de los afectados para servir al menos platos de comida y llevar afecto a quienes lo necesitan.
No faltan los pequeños gestos de locales que cocinan carne y cuecen kebabs para todos los que ahora improvisan un comedor en la calle.
El padre Ángel, sacerdote español de 85 años, también ha movilizado a Mensajeros de la Paz y desde España han salido varias toneladas de material para ayudar a la población.
No solo eso: el padre Ángel en persona viajó a Turquía. En la imagen se le ve junto al equipo de Bomberos Unidos que están trabajando allí: