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Una indígena y la Virgen María, pero no precisamente tiene que ver con Guadalupe. Se trata de Nuestra Señora de la Elevación, la Virgen que es considerada como la patrona de la ciudad ecuatoriana de Ambato.
Según recuerda la Arquidiócesis de Guayaquil, que en Cuaresma ha estado recordando bellos santuarios, el 13 de noviembre de 1695 la Virgen María se le apareció al indígena Juan Chacarín en una piedra gigante en una zona rural denominada Chiquicachua.
En ese sentido, se relata que aquello sucedió «para advertir que el pueblo recibiría un castigo terrible si no hacían penitencia por sus pecados».
En el año 1698 hubo un terremoto que destruyó gran parte de Ambato y desde ese momento también se inició la devoción a la Virgen.
Un bello lugar de fe
En 1971, el padre Hugo Vázquez Almazán llegó a una zona del suoroeste de Guayaquil conocido como La Chala para construir una capilla y una casa parroquial. Luego de conseguir dos terrenos se pudo comenzar la construcción, reproduce la Arquidiócesis de Guayaquil.
Sin embargo, fue el arzobispo de Guayaquil de aquel entonces, monseñor Bernardino Echeverría Ruíz, quien dio su apoyo para que la capilla se convirtiera en un templo y que estuviera dedicado a Nuestra Señora de la Elevación, «a la que era muy devoto».
En efecto, así recuerda la Arquidiócesis de Guayaquil el desenlace con respecto a este bello santuario para conocer:
«Tras conseguir ayuda extranjera, el templo pudo ser una realidad, convirtiéndose en una parroquia el 18 de agosto de 1974, desmembrando su territorio de la parroquia Espíritu Santo. Ante la afluencia de personas y el gran cariño del Arzobispo por la Virgen María, el 6 de enero de 1984 la parroquia Nuestra Señora de la Elevación fue erigida como Santuario Diocesano. Su fiesta se celebra cada 13 de noviembre, donde los feligreses realizan la novena y la procesión en su honor».