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«Estamos construyendo este camino en conjunto, con la meta de reencontrarnos con todos a lo largo del país, queremos conocernos, generar vínculos, compartir nuestro testimonio y el objetivo es hacer una gran fiesta para la coronación de los cien años de la Virgen el 2026, de manera más unida, como hermanos», expresa María Luz Ross, camarera de la Virgen, expresidenta de la Cofradía de Santiago y recientemente nombrada «Servidora Guía».
Alegría de hermanos
«A propósito de la venida del papa Francisco a Chile en 2018, distintas comunidades del Carmen nos fuimos conociendo y esto despertó un interés por vincularnos más estrechamente. Así nace un movimiento en torno a la figura de la Virgen muy importante. Entonces, decidimos convocar a un primer encuentro en Concepción a través del envío de cartas y esperamos la respuesta», relata a Aleteia María Luz.
«Fue increíble ver cómo gente de diferentes partes del país se sumó al llamado. Luego hicimos un segundo encuentro en Iquique y se siguieron sumando y así continuamos hasta concretar el cuarto encuentro, el año pasado en Valdivia. En esa instancia, nace la idea de ir recogiendo las fechas que son importantes para nosotros», prosigue María Luz.
Justamente, uno de estos grandes hitos que se buscó relevar, fue la celebración de los 380 años de la fundación de la primera «Hermandad de nuestra Madre Santísima del Carmen», que se constituyó en Concepción, el 15 de abril de 1643.
En torno a lo significativo de esta fecha, fue que las diversas comunidades a lo largo del país se reunieron de manera virtual, para rememorar la importancia que la Virgen del Carmen ha tenido en la historia de Chile.
«Fue una experiencia muy enriquecedora desde el punto de vista de la fe, desde la perspectiva del peregrino, del devoto. Cada día vamos sumando más personas, nos vamos nutriendo unos con otros. Nos llamamos la Hermandad Carmelitana y en esta oportunidad hicimos una reconstrucción histórica desde la llegada de la Virgen a nuestro país y todos los grandes momentos en los que ha estado presente», sostiene María Luz.
«También escuchamos lo significativo que es para muchos fieles el sentirse parte de esta comunidad, el bailar y celebrar a la Virgen y darse cuenta que ellos son protagonistas de esta fe», señala la encargada de concretar esta cita.
Una vida al lado de la Virgen
Sobre su camino junto a la Virgen, María Luz manifiesta: «Mi abuela paterna, María de la Luz Ossa, fue camarera de la Virgen del Carmen, ella llevó a mi mamá a la Cofradía de Santiago y mi mamá, a nosotras (sus hijas). Con el paso del tiempo, yo estaba dedicada en pleno a mi familia y fue por la providencia de la vida, que un día me llamaron y ofrecieron participar más activamente, fue así que terminé como presidenta de la Cofradía por cuatro años».
Sobre lo significativo de esa vivencia, esta camarera expresa: «Estoy eternamente agradecida porque significó encontrarme con una devoción viva, tenía la posibilidad de ir bastante seguido al Santuario de la Virgen del Carmen y me di cuenta de los testimonios vivos que llegaban a ver a su madre. Luego en las procesiones, cuando me encontraba con distintas personas que caminaban a mi lado, de orígenes diversos y, sin embargo, compartíamos nuestra historia común, el corazón latía de emoción».
Y añade: «Nos unía, ese vínculo enorme que es compartido por muchas personas y es auténtico. De ahí empecé a reconocer en la historia, la búsqueda de identidad, de mi país, mi pueblo y me encontré con esa devoción, donde efectivamente había algo más profundo».
Testimonio vivo
«Luego tuvimos un programa en radio María, llamado Testimonio vivo, que hice junto a otra camarera y periodista, queríamos encontrar más personas que nos compartieran prueba de la fe. Fue así que un día nos tocó transmitir un tremendo testimonio, el milagro de vida de una niña pequeña que logró sanar, luego que estaba desahuciada. Su mamá daba cuenta que había sido la Virgen del Carmen a quien ella se había encomendado para pedirle por su hija», recuerda María Luz.
«A través de esto, se generó un vínculo muy profundo con diversas personas que fueron apareciendo en mi vida y que sin ser de la familia en la que yo había nacido, se fueron transformando en mi familia, en mis hermanos y hermanas, porque nos relacionaba la misma madre», especifica,
«Y así ha sido mi caminar, luego yo dejé la presidencia, sin embargo, se inició este nuevo camino con la Hermandad Carmelitana, esas ganas de conocerlos, de saber dónde estaban. Ahora cumplo el rol de Servidora Guía de la Hermandad y otro de los objetivos que nos hemos puesto es seguir sumando comunidades para realizar una gran fiesta de Coronación por los cien años de la Virgen del Carmen el 2026», puntualiza.
«En paralelo, estamos trabajando en los estatutos, queremos formalizarnos como organización constituida por un número significativo de comunidades a lo largo de Chile», finaliza.