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Poco tiempo después de que se iniciase en la Argentina la recolección de información preliminar pertinente, el Obispado Castrense de este país anunció que recibió del Dicasterio de la Causa de los Santos la autorización para el inicio de la causa de beatificación del siervo de Dios Argentino del Valle Larrabure, laico y padre de familia, coronel –elevado post portem- asesinado por la guerrilla en 1975.
Se trata de la primera causa abierta para evaluar la beatificación y eventual canonización de un fiel miembro del ejército argentino que perdió la vida fruto de la violencia vivida en la década del 70 en Argentina, la más fratricida de la historia reciente en el país latinoamericano.
Argentino del Valle Larrabure, casado con María Susana, padre de tres hijos –uno de ellos en proceso de adopción- cayó rehén durante un ataque del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) a la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos.
«No deben odiar a nadie»
Pasó más de 370 días en cautiverio hasta su asesinato, tiempo durante el cual pudo enviar cartas a su familia en la que se confirma una generosa entrega a la voluntad de Dios, sentimientos de perdón para con sus verdugos, y compromiso con la patria.
Según los escritos del siervo de Dios, hubiera sido liberado si colaboraba con los terroristas aportando su conocimiento en armas y explosivos.
«A mis hijos y ahijado especialmente, que no olviden mi mensaje: aún suceda lo peor, no deben odiar a nadie y devolver la bofetada poniendo la otra mejilla», les escribía desde el cautiverio.
Asimismo, escribía su petición a Dios:
«Calladamente rezo pidiendo a Dios que no me abandone en una locura humillante. Quiero morir como el quebracho que no entrega su figura de árbol rudo sin exigir el esfuerzo del hachero en prolongadas transpiraciones. Quiero morir como el quebracho, que al caer hace un ruido que es un alarido que estremece la tranquilidad del monte. Quiero morir de pie, invocando a Dios en mi familia, a la Patria en mi Ejército, a mi pueblo no contaminado con ideas empapadas en la disociación y en la sangre. ¡Oh, Dios misericordioso, te pido humildemente me concedas esta gracia!».
Contra el enfrentamiento, enemistad y odio
En la carta en la que da a conocer la noticia de Del Valle Larrabure, el obispo castrense monseñor Santiago Olivera expresa:
«Es providencial y nos toca a nosotros aprovechar la vida del siervo de Dios para sumarnos a su pedido a deponer sentimientos de ‘enfrentamiento, de enemistad y de odio’; queremos seguir los consejos que hoy con mucha fuerza volvemos a recordar. Queremos escuchar también en el hoy de nuestra historia como dicho, ya no solo a su familia de sangre sino a todos nosotros, como Iglesia Castrense y como pueblo argentino, que no anide odio en nuestro corazón».
Según el prelado, Larrabure muestra «un amor sin límites, un amor ‘al modo de Jesús’, que lo expresa en esa invitación a no tener ni odio ni rencor en los corazones».
Seguir rezando
Con la aprobación de la Santa Sede, se inicia ahora un proceso de investigación diocesano. El mismo debe ser luego elevado al Vaticano para que se proceda con los procedimientos habituales de reconocimiento de virtudes heroicas. «Dios dirá el tiempo y su conclusión», adelanta monseñor Olivera, que invita a seguir rezando para poder «contar al coronel Argentino del Valle Larrabure entre los santos de nuestro suelo argentino».
De la década del 70 ya fueron beatificados los mártires de La Rioja, el laico Wenceslao Pedernera, el obispo Enrique Angelelli, y los sacerdotes Carlos de Dios Murias, franciscano conventual, y Gabriel Longueville.
En torno al primero y su asesinato, en lo civil, por estos días se lleva adelante el juicio contra quien habría dirigido el crimen, cometido delante de su familia hace 47 años.