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El suicidio es la primera causa de muerte no natural entre los jóvenes de entre 15 y 29 años en España. Las autolesiones han aumentado un 180% según la Asociación Española de Pediatría. Las noticias de jóvenes y adolescentes que se quitan la vida son portada demasiadas veces en la prensa.
Es función de toda la sociedad, en especial familia y educadores, detectar las señales de alarma que puedan ayudar a prevenir los suicidios. Aquí van algunas claves.
1El suicidio no puede ser un tema tabú
Con esas cifras, no se puede seguir viendo el suicidio como un tema tabú. Para Javier Díaz Vega, psicólogo y director del Curso en Prevención de Autolesiones y Suicidio en la adolescencia de la Universidad Francisco de Vitoria, existe un problema "de carácter socio-cultural" por el que se mantienen "diversas ideas erróneas sobre el suicidio". Lo cual evita colocar a este problema en primera línea, y por consiguiente, "no se hace que se tomen las suficientes medidas de prevención".
2No es exclusivo de personas con algún problema mental o vital
En su opinión, esto se debe en parte a la "desinformación y falta de conciencia", por un lado, y a "la pervivencia de ciertos mitos como el hecho de pensar que sólo ocurre con las personas que están padeciendo graves problemas mentales o vitales".
Según Javier Díaz Vega (más conocido en redes sociales como Javiviendo), es que "aunque hay una relación entre el suicidio y determinados trastornos mentales, ni todas las personas con conductas suicida padecen dichos trastornos ni quienes los padecen tienen 'automáticamente' mayor riesgo. Hay factores no solo psicológicos sino también sociales y espirituales que pueden estar mediando en dicha conducta".
3La desesperanza es un indicador
Uno de los termómetros que pueden darnos pistas sobre posibles casos es la desesperanza. Pero no vista únicamente "como falta de sentido vital", sino también como "una disposición hacia uno mismo y hacia la vida como de sufrimiento invariable. Nada de lo que se haga o cómo se viva es visto con la perspectiva de mejorar. No ven salida".
Javier, que superó el trauma del suicidio de su madre (como contó en su testimonio para Aleteia), considera que la desesperanza "puede ser considerada como señal de alarma para detectar no solo ideación sino todo el rango de conducta suicida, desde las ideas hasta los planes o incluso los intentos".
4Atención a quienes se sienten una carga para los demás
Aconseja, además, estar atento a "las afirmaciones verbales de inutilidad autopercibida, sentirse una carga para los demás o considerar que incluso personas muy queridas estarían mejor sin él". Son conductas evidentes que podrían degenerar en intentos de suicidios.
A este tipo de expresiones, habría que añadir otras señales no verbales "como el descuido de la imagen personal, un posible inicio de autolesiones o el consumo creciente de alcohol u otras sustancias que desinhiben que pueden alertar".
5No juzgar a la persona
Estas señales no siempre son fáciles de detectar. Pero si saltan las alarmas, es importante no juzgar a la persona para poder abordar el problema. "Es fundamental dar cabida a sus pensamientos y sufrimientos de forma que pueda sentirse escuchado y pueda abrirse a recibir ayuda terapéutica apropiada" – insiste Javier.
6Formación
Los expertos coinciden en la necesidad de formación tanto en las señales de alarma, como en el acompañamiento personal y en el conocimiento de los servicios de ayuda, diferentes según el país.
Precisamente, para facilitar esa formación a padres, formadores, profesores y cualquier persona interesada, la Universidad Francisco de Vitoria ha puesto en marcha el Curso en Prevención de Autolesiones y Suicidio.
En el centro del curso está la persona: "detrás de estas situaciones hay siempre una persona, un nombre, una historia que hay que acoger y tener presente a la hora de acercarnos".
La adolescencia, etapa clave
Desde su experiencia, y a la luz de los datos sobre autolesiones y suicidio en España, Javiviendo asegura que "que en la adolescencia hay potenciales fragilidades que hay que acompañar: los grandes cambios biológicos, psicológicos, sociales, espirituales".
"Con ellos, su sentido vital, su entorno requieren que aprendamos a entender una conducta fuertemente marcada por el tabú y muchas ideas equivocadas que también interfieren en su prevención".
Curso en la UFV 100% on line
El curso pretende acercarse a esta realidad "desde el rigor científico, la mirada integral de la persona y una ética profesional a quienes quieren y además deben ser agentes de prevención y acompañamiento cuando cualquier dificultad aparece en el horizonte de un adolescente. Acompañar a los que acompañan, dándoles herramientas para detectar, recursos y creando comunidad que sea germen de sinergias entre las familias y sus centros educativos, claves en el desarrollo de planes de prevención. Sin olvidarnos de la necesaria intervención y acompañamiento en el caso de que el suicidio se haya producido ya", asegura Javier Díaz.
Se trata de un curso cien por cien on line. Aquí pueden consultar su contenido. Se basa en tres pilares:
1) Presentar la conducta autolesiva y la conducta suicida de manera rigurosa y a la vez profundamente humana para su comprensión, de manera que se pueda prevenir, detectar y acompañar adecuadamente a quienes pueden padecerlas y a sus adultos de referencia.
2) Promover el desarrollo de protocolos de intervención y abordaje de este tipo de conductas en todos los centros educativos formando al personal docente y cualquier educador o adulto que acompañe a jóvenes.
3) Fomentar la sinergia entre familias, centros educativos, servicios de salud mental, asociaciones y plataformas que promuevan la prevención del suicidio desde todas las facetas. Es importante remar todos en la misma dirección.