Jesús definió a Juan Bautista como el más grande entre los nacidos de mujer. Este santo preparó los corazones de su pueblo para acoger al Hijo de Dios. Lo hizo predicando la penitencia y la conversión. Juan era el primo de Jesús y lo bautizó en el río Jordán. Podemos recurrir a él con esta oración:
"Oh, glorioso san Juan Bautista,
que entre los nacidos de mujer fuiste el profeta más grande:Aunque fuiste santificado desde el seno materno,
tú quisiste retirarte al desierto
para dedicarte a la oración y a la penitencia.Obtén para nosotros del Señor
el desapego de cualquier ideal terreno
para practicar con recogimiento el diálogo con Dios
y la penitencia de las pasiones.Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.Oh, el más celoso apóstol de Jesús
que sin ofrecer milagros físicos
preparaste a la multitud
para acoger al Mesías
y escuchar sus palabras de vida eterna.Obtén para nosotros la docilidad a las inspiraciones del Señor
para que con el testimonio de nuestra vida
podamos conducir a las almas a Dios,
sobre todo a aquellas que necesitan más misericordia.Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.Oh, mártir invencible,
que por fidelidad a la ley de Dios y a la salvación de las almas
te opusiste al ejemplo de vidas disolutas
a costa de tu libertad y tu vida.Obtén para nosotros de Dios una voluntad fuerte y generosa
para que venciendo cualquier temor humano
observemos la ley de Dios,
profesemos abiertamente la fe
y sigamos las enseñanzas del Divino Maestro y de su santa Iglesia.Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén".