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La pobreza generalizada que agobia a más del 90 por ciento de la población en Venezuela; así como el creciente número de niños, adolescentes y ancianos desnutridos, son algunos aspectos de la realidad nacional que la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) dio a conocer el jueves 13 de julio, en la exhortación Caminar juntos, en la búsqueda y construcción del proyecto común de país.
Aunque en tono conciliador y motivando a una responsabilidad común, los obispos venezolanos al concluir su asamblea plenaria ordinaria —cumplida del 7 al 12 de julio— no dejaron de decirle sus verdades al gobierno de Nicolás Maduro y la oposición.
Si bien la Iglesia ha hecho esta denuncia desde hace tiempo, su trabajo para ayudar a mitigar el hambre y otras necesidades de los venezolanos, también es una realidad que se cumple en las periferias más necesitadas del otrora rico país petrolero.
«Nos preocupa la pobreza generalizada; las fracturas de las familias, producto de la migración forzada de millones de venezolanos; el creciente número de niños, adolescentes y adultos mayores desnutridos, con sus irreversibles secuelas para su vida; la inequidad social y económica; el deterioro de los servicios públicos y de salud; el desmantelamiento de las industrias básicas; la falta de seguridad jurídica, la corrupción administrativa e impunidad», dice el mensaje presentado a los venezolanos.
Contexto de Venezuela
Los prelados fundamentan sus análisis en varios estudios sobre la realidad de Venezuela. Una de estas investigaciones es la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) que elabora la Universidad Católica Andrés Bello desde el año 2014. El último estudio de 2022, resalta que la pobreza en Venezuela tiene «niveles máximos posibles de 94,5%».
Además, la de Venezuela, es una situación conocida al dedillo por sus sacerdotes, religiosos, religiosas, misioneros y el mismo laicado, presentes en cada rincón del país.
¿Qué hace la Iglesia ante este panorama?
La iglesia no solo denuncia lo que ocurre en el país, también da respuestas concretas a las necesidades de las mayorías, especialmente en las periferias de las grandes ciudades o en las poblaciones y caseríos más apartados de los centros de poder.
Uno de estos ejemplos es la parroquia de san Joaquín y Santa Ana, en Carapita, hacia el sur oeste de Caracas. Allí el padre Rodrick Tumaini Minja, misionero de la consolata y párroco de esta comunidad, entrega más de quinientos almuerzos diarios a niños y ancianos al tiempo que motiva a sus feligreses a emprender otras actividades.
«Es una manifestación del amor de Dios», expresó el misionero natural de Tanzania. «Allí atendemos a más de 300 niños y más de 100 ancianos que reciben su almuerzo diario de lunes a viernes», explicó acerca del trabajo que realiza en Carapita.
En la misma fecha en que los obispos leyeron su exhortación, Rodrick Minja dejó ver parte de su trabajo a Aleteia, en la Universidad Monte Ávila, en el marco de la graduación de 56 mujeres emprendedoras que contaron con el apoyo de la Iglesia.
Comentó que en esta comunidad compuesta por más de 100.00 habitantes y con problemas sociales muy sensibles, ha incorporado proyectos como clases de música, corte y costura, panadería y peluquería. «La idea es que aprendan a pescar para sobrellevar esta dura realidad», argumentó. De acuerdo con el portal del Instituto Misioneros de la Consolata, en Carapita, desarrollan la Pastoral de la esperanza, porque su misión allí «es consolar».
COMATEC: más de 54.000 comidas al año
El segundo ejemplo se realiza en la parroquia Nuestra Señora de la Paz, en Montalbán, Caracas, donde funciona el proyecto Comedores de la Madre Teresa de Calcuta (COMATEC).
El presbítero Marcos Linares, párroco de esta comunidad, inició este proyecto de caridad en la campaña compartir: «Ayudemos a los indigentes», que en marzo de 2023 fue promovida por la Conferencia Episcopal Venezolana.
«Desde ese año hemos dado comida sin parar, gracias a la colaboración de instituciones y de las comunidades circunvecinas que ayudan a pesar de sus necesidades», expresó para Aleteia el padre Marcos Linares.
Con el apoyo de grupos de apostolado, voluntarios y benefactores le brindan alimentación a los más necesitados que acuden allí durante los 365 días del año para recibir entre 100 y 200 platos de comida al día. «Mensualmente son unos 4.500 platos de comida y 54.000 al año», revela el sacerdote en el video de la Arquidiócesis de Caracas.
Otros aspectos abordados por la CEV
La preocupación que los obispos sienten por Venezuela, cada vez la plasman en sus documentos. No es algo nuevo. Pero esta vez asoman que en el país se vive desde hace muchos años una “crisis de responsabilidad” manifestada en lo personal e institucional:
«Ante las dificultades y carencias que padecemos, pareciera que nadie es responsable y todo se atribuye a causas ajenas o a terceras personas o naciones».
Más adelante expresan otros puntos de vista sobre todo el contexto nacional:
«Constatamos con preocupación, la sordera y desatención de muchos sectores, especialmente de quienes tienen la responsabilidad de dirigir los destinos económicos, políticos y sociales del país para resolver los múltiples problemas que padecemos, impidiéndonos vivir con dignidad y, para una mayoría, en condiciones inhumanas».
Uno de los temas abordados es «la gravísima crisis educativa», manifestada entre otras cosas «en la deserción escolar y docente, los bajos salarios de los maestros y profesores y el deterioro de las infraestructuras escolares», una realidad que Aleteia ha difundido.
«Todo esto viola el derecho universal a la educación que consagra nuestra Constitución», dice el documento leído por monseñor Jesús González de Zárate, presidente de la CEV y arzobispo de Cumaná; monseñor Ulises Antonio Gutiérrez Reyes, segundo vicepresidente de la CEV y arzobispo de Ciudad Bolívar; y el padre José Antonio Da Concençao Ferreira, desde esta asamblea, nuevo secretario general del organismo.
Reencuentro de los venezolanos
La CEV considera que «un futuro mejor para nuestro país pasa, en primer lugar, por el reencuentro de todos los venezolanos». Lo que según el documento presentado con fecha 12 de julio de 2023, «requiere apertura, valentía, disponibilidad de todos». «Como Conferencia Episcopal, queremos seguir acompañando a nuestro pueblo con el Plan Trienal “Vayan y anuncien la paz”. Allí se explicitan nuestros principales compromisos y proyectos», dice el documento publicado en el portal de la CEV.