La conmovedora oración del Papa Francisco marcó su escala en el santuario de Nuestra Señora de Fátima el 5 de agosto de 2023, cuarto día de su viaje a Portugal con motivo de la JMJ. Sin mencionar en ningún momento el conflicto ruso-ucraniano, el Papa rezó el rosario con jóvenes enfermos, mientras el obispo local pedía a los fieles que se unieran a él en la oración por la paz.
Durante su viaje de cinco días a Portugal, el Papa de 86 años hizo una parada en el famoso santuario, donde ya había estado en 2017 con motivo del centenario de las apariciones marianas a los tres jóvenes pastores Jacinta, Francesco y Lucía en las colinas de Cova de Iria.
El jefe de la Iglesia católica despegó a las 8 de la mañana en un helicóptero militar para recorrer los 120 kilómetros que separan Lisboa de Fátima. Tras una treintena de minutos de vuelo, fue recibido por las campanas del santuario, cuyo campanario destacaba sobre el resplandor gris anaranjado de un cielo teñido por un incendio a unas decenas de kilómetros.
Atravesando la explanada en su papamóvil, el Papa se reunió con una calurosa multitud de 200.000 personas, entre las que bendijo a un gran número de niños. En la Capilla de las Apariciones, un edificio abierto a la plaza, el pontífice rezó ante la estatua de la Virgen María durante un largo rato de silencio, mientras seguía lloviendo ceniza sobre la multitud.
A continuación, el 266º Papa obsequió a la Virgen con un rosario de oro, antes de recitar el rosario en varios idiomas con jóvenes pacientes. Mientras se rezaban los misterios del rosario —uno de los cuales fue recitado en italiano por una joven que demostró una conmovedora capacidad de articulación a pesar de su impedimento para hablar—, el pontífice argentino, él mismo muy unido a la Virgen de Fátima, no ocultó su emoción.
A continuación, el Papa improvisó una breve catequesis en español sobre la Virgen María, sin mencionar la oración por la paz. Antes, sin embargo, Mons. José Ornelas Carvalho, obispo de Fátima y Presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, había asegurado a los fieles en su saludo que se asociaban a la oración del Papa "por la paz, […] pensando en particular en la guerra de Ucrania y en tantos otros focos de conflicto en el mundo".
El 25 de marzo de 2022, un mes después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, el Papa Francisco consagró Rusia, Ucrania y el mundo al Inmaculado Corazón de María en la Basílica de San Pedro. Esta consagración está indisolublemente ligada a Fátima, ya que en plena Primera Guerra Mundial, la Virgen María se apareció y pidió que Rusia fuera consagrada a su Inmaculado Corazón.