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La beatificación de la familia Ulma el domingo 10 de septiembre de 2023 en Markowa, Polonia, es un acontecimiento excepcional en la historia de la Iglesia, ya que es la primera vez que una familia entera es beatificada y reconocida colectivamente como mártir.
Perseguidos por los nazis por acoger a judíos, Jozef, Victoria Ulma y sus siete hijos -entre ellos un bebé que murió al nacer- fueron ejecutados el 24 de marzo de 1944 junto con los ocho miembros de la familia judía que habían acogido durante año y medio, los Goldmann.
Manuela Tulli -vaticanista de la agencia italiana ANSA,- es coautora, junto con el sacerdote polaco Pawel Rytel-Andrianik -jefe de la sección polaca de Radio Vaticano- de un libro publicado por la editorial Ares (en español: También mataron a los niños - Los Ulma, la familia guerrera que ayudó a los hebreos). I.Media habló con ella sobre el significado de esta inusual beatificación.
Un testimonio de gran actualidad
¿Cómo descubriste el trágico destino de la familia Ulma?
Los periodistas buscamos a menudo historias que contar, pero yo no busqué esta historia: suelo decir que fue la familia Ulma fue la que me buscó a mí. Estuve en Polonia en diciembre de 2022, en su diócesis, en el marco de un viaje organizado para visitar los centros de acogida de refugiados ucranianos. El sacerdote que nos hizo de intérprete de italiano resultó ser el postulador de este caso. Antes de partir para Kiev nos regaló un libro de fotografías de Jozef Ulma, diciéndonos que la historia de esta familia merecía ser contada por los periodistas.
En aquel momento nunca había oído hablar de ellos y me limité a meter el libro en la maleta cuando partí hacia Ucrania con otros colegas. Pero poco después de mi regreso, el 17 de diciembre de 2022, el Papa Francisco autorizó la publicación del decreto que allana el camino para la beatificación de esta familia. Así que volví a abrir este libro, ricamente documentado con fotografías tomadas por el padre de esta familia, que era agricultor pero también el fotógrafo del pueblo, e intenté saber más.
Me conmovieron las coincidencias entre estas diferentes situaciones: la guerra en Ucrania y la Segunda Guerra Mundial, la acogida que dan hoy los polacos a los refugiados ucranianos y la acogida que dio esta familia a este grupo de judíos en su momento… Así que decidí profundizar en este tema para dar a conocer esta historia en Italia.
Entonces, ¿este martirio compartido por judíos y cristianos es un testimonio de gran actualidad sobre el sentido de una vida entregada por los demás?
Desde luego que sí, y por eso este libro ha contado con el apoyo del Centro para el Diálogo Cristiano-Judío de la Universidad de Lublin, donde Karol Wojtyla, el futuro Juan Pablo II, fue profesor. Estos católicos y judíos habían vivido juntos, habían sufrido juntos, pero también habían vivido momentos de alegría.
Quienes los conocieron directamente dan testimonio de ello, en particular un amigo de la familia Ulma, fallecido este año a la edad de 102 años. Sabemos que los niños de ambas familias jugaban juntos. Y mucho antes de su beatificación, los Ulma fueron reconocidos como "Justos entre las Naciones" por el Centro Yad Vashem de Israel. Se trata, pues, de una familia que une, en un mundo que divide.
También se desprende del relato que esta familia era moderna y culta, un hecho notable en la Polonia rural de la época…
De hecho, ambos padres habían estudiado, tenían muchos libros y conocían lenguas extranjeras. Victoria entendía alemán, por lo que comprendía todo lo que se decían los nazis antes de la ejecución. La pareja sabía que se arriesgaba a la pena de muerte por esconder judíos, pero no se rindió. Fue una elección inspirada en el Evangelio, que pusieron en práctica. En la Biblia que encontraron en su casa, sus familiares observaron que habían subrayado, con lápiz, la parábola del buen samaritano. Vivían su fe con autenticidad.
¿Siguió rodeando a esta familia una reputación de santidad en los años posteriores a la masacre?
Sí, hubo una forma de santidad popular en torno a ellos, pero la Iglesia no tuvo tiempo de estudiar realmente el caso durante el periodo comunista, porque había otros asuntos urgentes. Solo en los últimos veinte años, más o menos, se ha estudiado formalmente su causa. Pero con el recuerdo de sus seres queridos, la devoción popular ha mantenido este hilo "colgando" hasta nuestros días.
Una de las cosas que más me conmueven, más allá de esta horrible masacre, es la belleza de esta familia que abrió la puerta de su casa. Se puede ver en las fotos que son personas muy sencillas, descalzas, que demuestran la "santidad de la puerta de al lado" de la que habla a menudo el Papa Francisco. Dieron su vida de forma heroica, pero en la vida ordinaria. El padre, Jozef Ulma, simplemente quería ayudar a unos amigos; conocía personalmente a esta familia judía. Así que se organizaron simplemente para preparar las comidas, lavar la ropa juntos… Era un hogar feliz.
El hecho de que también hayan sido beatificados los siete niños, entre ellos un bebé que nació muerto, es también un mensaje para las familias de hoy, un recordatorio del valor de toda vida
Es la primera vez que se beatifica a toda una familia. El séptimo hijo es un caso especial porque su cabeza, que salió del vientre de su madre, fue identificada cuando se exhumó el cadáver. No tiene nombre, pero también es considerado mártir por la Iglesia, en virtud del "bautismo de sangre".
El hecho de que esta masacre tuviera lugar el 24 de marzo, víspera de la fiesta de la Anunciación, es también un signo retenido por la Positio (el informe del dicasterio para las Causas de los Santos que estableció el martirio de la familia Ulma, nota del editor).
La historia de la familia Ulma también puede dar una gran esperanza a las familias que han perdido un hijo. Nos recuerda el valor de la vida de los más pequeños, de las personas que han tenido una vida más corta, cuya santidad la Iglesia puede así reconocer.