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San Juan Crisóstomo se caracterizó por sus enriquecedoras homilías con las que lograba grandes conversiones, en ellas hablaba claro y directo; pero sobre todo, lo recordamos por su gran amor a los pobres, la vida en austeridad, el celo pastoral y el perdón a sus enemigos.
Hoy, en su fiesta, te compartimos algunos datos importantes de su vida, su desapego de las cosas materiales y el amor por los pobres.
1¿Quién era?
Nació en Antioquía, hacia el año 349. Descendiente de una familia cristiana, estudió con el filósofo Andragatio y retorica con Libanio, un orador famoso de su época.
En el año 374 se hizo religioso y vivía solo en las montañas, apartado de todo, dedicándose por completo a la contemplación, oración y penitencia. Algunos años más tarde comenzó a tener fuertes problemas de salud, cosa que le obligo volver a Antioquia, en donde fue ordenado sacerdote y llevó a cabo el ministerio sacerdotal detonándose en la predicación.
Fue elegido obispo de Constantinopla en el año 397, cargo en el que se desempeñó como un sacerdote ejemplar, reformando muchas de las costumbres de los fieles y del clero.
2"Boca de oro"
Sus fieles le pusieron el apodo de "Crisóstomo" que significa: "boca de oro" porque sus predicas eran motivo de grandes conversiones. El encontró la forma de traducir la elevada teología que conocía a un lenguaje cotidiano que las personas de su época - y de la nuestra- han podido aplicar en su día a día.
Predicaba mucho en contra de los vicios y los abusos, atacando siempre de manera directa el pecado. Se dice que ha sido el orador de mayor renombre que ha tenido la Iglesia católica, su manera de predicar no ha sido superada por ningún predicador.
3Enemigos
Este obispo ganó muchos enemigos por practicar el bien a los demás y hablar de manera directa en sus predicaciones. Una de las personas que promovía el odio contra este sacerdote era la emperatriz Eudoxia, quien a su vez se alió con Teófilo de Alejandría; éste reunió un grupo de los que odiaban al santo y -entre todos- lo acusaron de cosas muy graves, provocando así su destierro.
4Amor a los pobres y desapego a las cosas de este mundo
Cuando lo nombraron arzobispo de Constantinopla, se propuso enseñar la recta doctrina, con el celo y cuidado debidos; fijando su atención en los lujos e indiferencia de los emperadores frente a los pobres, se dice que lo primero que hizo al estar en este importante cargo fue mandar quitar del palacio todos los lujos.
Con las cortinas tan elegantes fabricaron vestidos para cubrir a los pobres que se morían de frío. Cambió los muebles de lujo por muebles ordinarios, y con la venta de lo demás, ayudó a muchos más pobres.
Él vestía de manera humilde y comía como cuando era monje. Poniendo él mismo la muestra, le exigió a sacerdotes y monjes a vestir con sencillez y comer con moderación; pidió también recato a las mujeres, y a todos respeto y piedad dentro de los templos.
Invitaba a los fieles a no despilfarrar ni comprar cosas que no fueran necesarias y, con el margen de dinero que les quedaba, (lo ahorrado con la evasión de estos gastos desmedidos) ayudar a los necesitados. Además, se preocupó por la formación catequética de los fieles.
"Pobre de amor al prójimo, pobre de fe en Dios, pobre de esperanza eterna". Hay "ricos humildes" y "pobres soberbios", como también "ricos en la pobreza" y "pobres en la riqueza".
5un hombre muy querido
Este santo sacerdote siempre estuvo rodeado de muchas muestras de aprecio y cariño de parte de la gente, tanto que cuando fue desterrado -la primera vez- una gran cantidad de personas se reunieron en la catedral para impedir que se fuera y tuvo que ser enviado al destierro de manera oculta, pero hubo un terremoto en Constantinopla que los llenó de terror, y todos los gobernantes le rogaron que volviera otra vez a la ciudad.
Esta vez no fue la excepción, la multitud de gente salió a recibirlo en medio de grandes ovaciones.
Murió el 14 de septiembre del año 404. Al año siguiente, el cuerpo de este gran santo fue llevado solemnemente a Constantinopla y todo el pueblo, una vez más, salió a recibirlo con canticos y rezos.
El Papa san Pío X nombró a san Juan Crisóstomo como patrono de todos los predicadores católicos del mundo.
"¿Qué me destierran? ¿A qué sitio me podrán enviar que no esté mi Dios allí cuidando de mí? ¿Qué me quitan mis bienes? ¿Qué me pueden quitar si ya los he repartido todos? ¿Qué me matarán? Así me vuelvo más semejante a mi Maestro Jesús, y como Él, daré mi vida por mis ovejas..."