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La cosmética monástica tiene su origen en la tradición de los monasterios, donde se cultivaban plantas medicinales y aromáticas para elaborar remedios y ungüentos. Con el paso del tiempo, los religiosos fueron perfeccionando sus técnicas y creando productos de calidad, que se usaban tanto para fines terapéuticos como estéticos. Algunos de los productos más conocidos son los jabones, cremas, bálsamos, perfumes y colonias.
Varios beneficios
Por un lado, son totalmente naturales, no contienen químicos ni conservantes artificiales, y respetan el medio ambiente. Por otro lado, se trata de productos solidarios, pues al comprarlos se contribuye al sostenimiento de los monasterios y a sus obras sociales. Además, estos productos tienen un sentido espiritual, pues están hechos con oración y amor.
¿Dónde se puede encontrar la cosmética monástica?
Hay varias opciones para adquirir estos productos. Una de ellas es visitar directamente los monasterios que los elaboran, donde podrás conocer a los religiosos que los hacen y ver cómo trabajan. Otra opción es comprarlos a través de internet, en páginas web especializadas que distribuyen estos productos por todo el mundo. En Europa, algunas de estas páginas son: Monasterium, Cosmética Monástica y Monastik.
La cosmética monástica es una forma de cuidar tu piel con productos naturales y solidarios, que además te acercan a la vida y a la espiritualidad de los monjes y las monjas. Si quieres probarla, no dudes en buscarla y en disfrutarla. Tu piel te lo agradecerá, y también tu alma.