El Padre Pío, o San Pío de Pietrelcina, es conocido como uno de los mayores santos de nuestra era. Muchas de sus historias muestran lo extraordinarias que pueden llegar a ser las cosas cuando alguien está tan cerca de Dios y tan dedicado a Él. Muchas personas lo conocieron y cambiaron para siempre. No hay forma de saber el incontable número de almas que se acercaron a Dios gracias a la sabia (¡y a veces bastante dura!) guía del Padre Pío. Para muchos, fue un guía en el camino hacia el Cielo. Descubre a este gran santo y recibe su guía participando en un retiro aquí. A continuación, tres ejemplos de cómo el Padre Pío transformó la vida de quienes le conocieron.
1Salvó a un general del suicidio
Tras la derrota italiana en Caporetto, durante la Primera Guerra Mundial, uno de los generales estaba tan desesperado que decidió quitarse la vida. Ordenando a un soldado que no dejara entrar a nadie en su despacho, estaba a punto de suicidarse, cuando una voz le dijo que se dejara de tonterías. Al levantar la vista, vio a un monje. Se estremeció por completo y cambió de opinión. Cuando fue a regañar al guardia, enfadado, el soldado le dijo con firmeza que nadie había entrado ni salido. Muchos años después, el general conoció y reconoció al padre Pío.
2Sus "duras" confesiones convirtieron a muchos
Se le conoce sobre todo por ser un gran confesor. A veces se pasaba hasta 15 horas al día confesando. Algunos tenían miedo, porque se ponía de muy mal humor y se enfadaba con los que no se arrepentían de verdad. A veces se marchaban con cara de asombro e indignación. Pero también era muy amable con los que venían de verdad a reconciliarse con Dios. Como sabía leer las conciencias, ayudaba a los penitentes a confesar sus pecados, cuando la vergüenza y el remordimiento les impedían hablar. Incluso aquellos a los que enfadaba se daban cuenta a menudo de su falacia, se arrepentían y volvían a confesarse para reconciliarse con Dios.
3Visitó a un amigo en su lecho de muerte, ¡en el otro extremo del mundo!
Habiéndose conocido años antes en Italia, el Padre Pío le había prometido estar a su lado cuando muriera. Muchos años después, al otro lado del mundo, en Uruguay, cuando un amigo acudió corriendo al lado del obispo moribundo, se cruzó con un monje capuchino que iba en dirección contraria, pero no le hizo caso. El obispo moribundo, al verlo, sólo susurró "Padre Pío". Más tarde, el amigo fue él mismo a Pietrelcina y reconoció al Padre Pío como el monje capuchino que había estado con el obispo justo antes que él.
¡Él también puede ayudarte!
Su energía, dulzura y sabiduría hasta el día de hoy son un ejemplo para todos nosotros. Aprenda más sobre lo que le decía a la gente para animarles en su vida de oración diaria, uniéndose a esta comunidad de oración aquí. Emprenda un viaje espiritual, con la buena guía de San Pío. Así como ayudó, curó y acompañó a las personas en la vida y en la muerte, puedes rezarle por ti y por tus seres queridos aquí. San Pío de Pietrelcina, ¡ruega por nosotros!
En colaboración con Hozana.