Lecciones de los contemplativos para el mundo actual

"Al final solo cuenta el amor". Con estas palabras, el Papa Francisco ha querido recoger el "tesoro espiritual" de una de las mujeres contemplativas más grandes de la historia, Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, cariñosamente conocida como santa Teresita (1873-1897).

Según Franca Giansoldati, corresponsal en el Vaticano del diario romano Il Messaggero, al publicar este 15 de octubre una exhortación apostólica dedicada a la carmelita descalza, que falleció con tan solo 24 años, Francisco ha querido dejar una especie de "testamento espiritual".

Un documento sin precedentes en el que el Pontífice muestra la esencia del cristianismo, tal y como la vivió y expuso la joven francesa, proclamada Doctora de la Iglesia por Juan Pablo II y que puede resumirse en esta frase:

Al recoger este legado en la Exhortación apostólica Sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios con motivo del 150° aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús, el Papa Francisco está presentando al mundo la riqueza espiritual que hoy día siguen viviendo y comunicando hombres y mujeres, que como ella, han consagrado su vida a la contemplación del amor de Dios y al servicio de los hermanos y hermanas en comunidades monásticas.

El mensaje de la "pequeña grandeza" es el que Francisco quisiera que el mundo escuche hoy. Estas son algunas de las grandes lecciones de la vida contemplativa que nos muestran la alternativa a lo que el mundo nos presenta como bueno o deseable:

"En un tiempo que nos invita a encerrarnos en los propios intereses", al igual que Teresita, escribe el Papa, los contemplativos nos muestran "la belleza de hacer de la vida un regalo".

"En un momento en que prevalecen las necesidades más superficiales", los  monjes  y mojas son "testimonio de la radicalidad evangélica".

"En un tiempo de individualismo", los contemplativos, como Teresa, nos hacen "descubrir el valor del amor que se vuelve intercesión".

"En un momento en el que el ser humano se obsesiona por la grandeza y por nuevas formas de poder", reconoce el obispo de Roma, santa Teresita y los monjes y monjas señalan "el camino de la pequeñez".

"En un tiempo en el que se descarta a muchos seres humanos", los religiosos, como la joven carmelita descalza, muestran "la belleza de cuidar, de hacerse cargo del otro".

"En un momento de complicaciones", los contemplativos pueden "ayudarnos a redescubrir la sencillez, la primacía absoluta del amor, la confianza y el abandono, superando una lógica legalista o eticista que llena la vida cristiana de observancias o preceptos y congela la alegría del Evangelio".

"En un tiempo de repliegues y de cerrazones, Teresita nos invita a la salida misionera, cautivados por la atracción de Jesucristo y del Evangelio”, concluye el Papa, indicando la misión que también tiene hoy en día cada uno de los monjes y monjas que han consagrado su vida a Dios en el silencio de la contemplación.