Los que estamos en la tierra, en un mundo que todavía sufre por guerras y problemas, podemos mirar al cielo y rezar a todos los que ya se fueron al Padre.
Solo saber que han resucitado y viven con Dios, felices para siempre, nos ayuda a confiar en que algún día nos reuniremos con ellos.
Y todos los santos, numerosísimos, están deseando ayudarnos y compartir su felicidad plena. Acude con confianza a ellos, que ven a Dios cara a cara.
Oración
A todos ustedes que ya superaron su vida terrena,
pudieron recibir la salvación de Dios,
y disfrutan de la unión con Él en el cielo,
nos dirigimos con confianza
nosotros, que todavía avanzamos poco a poco
en este mundo entre guerras, muerte,
injusticias, mentiras, enfermedades
y tantas limitaciones
que nos hacen sufrir e incluso dudar del amor.
Ayúdennos con su perspectiva eterna
a distinguir lo verdaderamente importante,
a tener paciencia para soportar y esperar,
fuerza para vivir como hijos del Padre de amor infinito
y alegría por sabernos ya salvados.
Transmítannos su amor,
para que pueda alcanzar todos los rincones de la tierra.
Queridos santos del cielo,
conocidos y anónimos,
quizás alguno familiar o amigo mío,
de toda condición, cada uno único,
unidos todos por el Amor,
que llena totalmente sus almas y cuerpos gloriosos:
intercedan por nosotros, ayúdennos a cumplir nuestra misión,
a iluminar este mundo con la fuerza y la paz de Cristo,
a consolarlo, a renovarlo, a mejorarlo,
como lo hicieron también ustedes cuando vivían aquí.
Y una vez concluida nuestra vida,
acompáñennos hasta la presencia gozosa
de la Santísima Trinidad, fuente de toda santidad,
pura misericordia desbordada.