En un ambiente festivo, el Papa Francisco pasó más de una hora con 7 mil niños de todo el mundo en el Vaticano, en la tarde del 6 de noviembre de 2023. Aunque había confesado sentirse indispuesto por la mañana, el Pontífice argentino se mostró despierto y alegre, creando un diálogo con sus pequeños invitados al interpelarlos sobre temas de actualidad como la guerra y la ecología.
Llegado en silla de ruedas al Aula Pablo VI, el Papa fue recibido como un "superhéroe" - en palabras del moderador - en este encuentro organizado por el dicasterio para la Cultura y la Educación, sobre el tema "Aprendamos de los niños". A continuación se dirigió al estrado, donde un globo terráqueo gigante se situó junto a su asiento, rodeado de niños.
Ante ellos, el Pontífice interrumpió el discurso que tenía preparado para no resultar "aburrido" y dedicó media hora a un turno de preguntas y respuestas con niños de Siria, Vietnam, Palestina, Perú, Italia, República Democrática del Congo, Filipinas, Haití y Australia.
En el transcurso de este diálogo, interpeló a la multitud en numerosas ocasiones, haciendo que los niños, entusiasmados, repitieran lemas como "La vida es un don", "Todos somos hermanos" y "Destruir la tierra es destruirnos a nosotros mismos".
El 266º Papa también pidió momentos de silencio, especialmente por los niños "muertos en las guerras", refiriéndose a Palestina, Congo, Birmania, Mozambique y todas las "guerras ocultas".
Consejos del Santo Padre
Volviendo varias veces sobre temas ecológicos, el Pontífice salpicó sus intervenciones de consejos, recomendando no "desperdiciar la comida", o evitar tirar "tu botella de coca-cola" al mar. "Cuando estés enfadado, antes de responder, bebe un vaso de agua", sugirió también el Papa.
Sonriendo ampliamente, el jefe de la Iglesia católica pasó media hora entre la multitud, recorriendo los pasillos en silla de ruedas, garabateando autógrafos en las gorras y camisetas blancas que le entregaban los niños por encima de las barreras. Tras el acto, el Papa se dirigió también a la estación de San Pedro, en el interior del Vaticano, donde varios centenares de niños debían subir a uno de los trenes fletados para la ocasión para emprender el viaje de regreso.
Por la mañana, al recibir a la Conferencia de Rabinos Europeos, el Papa se disculpó por no poder leer su discurso, confesando: "No me encuentro bien". La Oficina de Prensa de la Santa Sede explicó más tarde que el Papa Francisco estaba "un poco resfriado" y deseaba saludar a los rabinos "individualmente". Sus audiencias del día continuaron como de costumbre.