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Las delicias del monasterio que fue convocado a residir en Vaticano

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Esteban Pittaro - publicado el 16/11/23
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Alfajores, huevos de pascua, panes dulces... recetas que buscan que al que las prueba llegue el amor de Dios, como cuentan estas benedictinas

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Hay un rincón del Vaticano muy necesario, del que se nutren todos los demás, y en las próximas semanas tendrá nuevas residentes. Se trata del Monasterio Mater Ecclesiae, fundado por san Juan Pablo II para sostener al Santo Padre en su preocupación diaria por toda la Iglesia, mediante el ministerio de la oración, adoración, alabanza y reparación, siendo así "una presencia orante en el silencio y soledad", como explica la Santa Sede en la comunicación oficial. 

Y entre las características del nuevo grupo de religiosas contemplativas que asume el monasterio, luego del decenio en que fue morada del Papa emérito Benedicto XVI, se encuentran algunas que las hacen ir a las periferias de la Iglesia sin salir de sus muros en su monasterio, y las prestigian en los barrios y ciudades de alrededor. Es que la Abadía Benedictina de Santa Escolástica, en la diócesis de San Isidro, de la que procederán las seis nuevas residentes del monasterio vaticano, es muy conocida por la riqueza de sus liturgias, que abren de múltiples maneras a la comunidad; por las múltiples charlas a la comunidad sobre temas varios de espiritualidad; y por sus delicias gastronómicas.  

El que conoció algunos de sus huevos de chocolate o roscas, o alguno de sus panes dulces, no repite Pascua o Semana Santa sin ellos y puede soportar largas filas en torno a estas festividades para hacerse con uno de los clásicos de la pastelería y repostería.  

In gratia cantantes

La abadía de Santa Escolástica en Victoria, al norte de la ciudad de Buenos Aires, nació del impulso de los benedictinos, que ya a inicios de siglo XX tenían su monasterio en Buenos Aires. Fue el prior de la Abadía de San Benito en Buenos Aires, el padre Andrés Azcárate, quien convocó a la Abadía de Santa María en San Pablo, de cuyo impulsó nació finalmente la Abadía de Santa Escolástica. "In gratia cantantes" fue el lema con el que fueron recibidas las primeras religiosas, brasileras y argentinas, el 16 de septiembre de 1941, y acompañadas hasta la morada definitiva, bellísimamente ornamentada, con reminiscencias al monasterio de Silos, y muchísimos detalles preparados por la comunidad y los herederos de San Benito para las herederas de su hermana, Santa Escolástica.  

Recetas que solo Dios sabe

De sus múltiples talleres en Victoria nacen distintas tradiciones. Por ejemplo, encargar a ellas las participaciones para las bodas; de las más bellas, y sentidas, sabiéndose de la oración y el empeño de quienes las confeccionan. También los ornamentos litúrgicos. Pero sin duda, el producto con el que incluso puede decirse que logran ir más allá de la Iglesia, es la pastelería. Infaltable en toda guía gastronómica con las delicias estivales.  

Pero también imperdibles son sus alfajores de dulce de leche o fruta, sus galletitas y bocados, que de acuerdo a la jornada son especialmente decorados, sus conitos de dulce de leche...Todas delicias que, suele decirse luego de probarse, tienen una receta "que solo Dios sabe". 

No obstante, las religiosas alguna vez reconocieron parte de su fórmula... En una de las pocas entrevistas que brindaron, hace algunos años decía una de ellas al diario Clarín, que al trabajar buscan "que a todo aquel que le llegue un producto de las monjas reciba a través de lo material la bondad y la belleza del amor de Dios".  

Pironio

CARDENAL PIRONIO

Providencialmente, la convocatoria a las hermanas benedictinas de Victoria llega en torno a días de júbilo para la comunidad, integrada por algo más de 20 monjas. Es que acaba de darse a conocer, como informó Aleteia, la noticia de la beatificación del cardenal Eduardo Francisco Pironio, purpurado argentino que sirvió varios años a la Iglesia desde la Santa Sede y solía visitarlas asiduamente cuando estaba en la Argentina.  

Al fallecer, en 1998, el Cardenal Pironio legó a la Comunidad su biblioteca personal, junto con documentos y escritos archivados en el Centro Cardenal Pironio, obras que enriquecen su ya de por sí rica colección.

El monasterio

El monasterio, consta en las actas de la Santa Sede, fue inaugurado el 13 de mayo de 1994 por san Juan Pablo II, quien lo instituyó. De acuerdo a los estatutos, tras su fundación fue ocupado durante período de cinco años por distintas familias de la Iglesia dedicadas a la vida contemplativa. De 1994 a 1999 lo hicieron monjas clarisas; de 1999 a 2004, carmelitas descalzas; de 2004 a 2009, religiosas benedictinas; y de 2009 a noviembre 2012 consagradas de la orden de la Visitación de Santa María. Benedicto XVI se trasladó allí con su secretario personal y cuatro consagradas de Memores Domini de Comunión y Liberación que lo acompañaron en su retiro, laicas consagradas a la vida en común que viven con una regla de silencio, oración personal y comunitaria, pobreza, obediencia y caridad fraterna. 

Este año tomarán la posta, retomando la misión originaria, seis benedictinas del monasterio sanisidrense. 

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