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Los monasterios y conventos de clausura son lugares donde se vive una vida de oración, silencio, trabajo y fraternidad, siguiendo el carisma de diferentes órdenes religiosas
Estos lugares, además de ser un patrimonio espiritual y cultural, también son un ejemplo de sostenibilidad y ahorro energético, ya que muchos de ellos han apostado por las energías renovables para reducir su impacto ambiental y sus gastos.
Beneficios de las energías renovables en los monasterios y conventos de clausura
Las energías renovables son aquellas que se obtienen de fuentes naturales inagotables, como el sol, viento, agua o biomasa. Estas energías tienen varias ventajas frente a las energías fósiles (petróleo, gas o carbón, por ejemplo) que son contaminantes, escasas y caras. Algunos de los beneficios de las energías renovables son:
- Contribuyen a la protección del medio ambiente, al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes que causan el cambio climático y la degradación de los ecosistemas.
- Favorecen la independencia energética, al disminuir la dependencia de los combustibles fósiles importados y sujetos a fluctuaciones de precios y de suministro.
- Generan ahorro económico, al reducir los costes de la factura eléctrica y del mantenimiento de los equipos e instalaciones.
- Crean empleo y desarrollo local, al impulsar la actividad de empresas e instituciones dedicadas a la investigación, producción, instalación y gestión de las energías renovables.
¿Qué tipos de energías renovables utilizan?
Los monasterios y conventos de clausura utilizan principalmente dos tipos de energías renovables: solar y biomasa.
La energía solar se obtiene a partir de la radiación del sol. Utilizan paneles fotovoltaicos o térmicos que convierten la luz solar en electricidad que se puede utilizar directamente o almacenar en baterías. Los paneles térmicos aprovechan el calor del sol para calentar agua, que se puede usar para la calefacción o como agua caliente sanitaria.
Algunos ejemplos de monasterios y conventos que utilizan la energía solar son el Monasterio de Santa María de Huerta, en Soria; el Monasterio de Santa Clara, en Carrión de los Condes, en Palencia; o el Monasterio de San José, en Ávila.
Por su lado, la energía de la biomasa se obtiene a partir de la combustión de materia orgánica (leña, pellets, huesos de aceituna o cáscaras de frutos secos) Estos combustibles se queman en calderas o estufas, que generan calor para la calefacción o el agua caliente sanitaria.
Algunos ejemplos son el Monasterio de Santa María de Valdediós, en Asturias; el Monasterio de Santa María de la Caridad, en Burgos; o el Monasterio de Santa María de Sobrado, en A Coruña.
¿Cómo han llegado las energías renovables a los conventos?
Los monasterios y conventos de clausura reciben diversos apoyos para implantar las energías renovables, tanto de entidades públicas como privadas. Algunos de estos apoyos son:
- Subvenciones y ayudas económicas de las administraciones públicas, como el Ministerio de Transición Ecológica; las comunidades autónomas o los ayuntamientos, que ofrecen programas de incentivos para la instalación de energías renovables en edificios e instalaciones.
- Asesoramiento y formación de entidades privadas, como la Fundación DeClausura, que tiene como misión dar a conocer la razón de ser, la belleza y la importancia de la vida contemplativa y ayudar al sostenimiento de los monasterios y conventos. Esta fundación ofrece a las comunidades monásticas claves para la eficiencia energética, para mejorar el cuidado de sus mayores, para abaratar costes o para mejorar algunos aspectos de su actividad productiva.
- Donaciones y colaboraciones de particulares, empresas e instituciones, que contribuyen con su generosidad a la conservación y mejora de los monasterios y conventos de clausura. La Fundación DeClausura facilita el contacto entre los donantes y las comunidades monásticas, y da a conocer las necesidades urgentes de los monasterios y conventos.
Los monasterios y conventos de clausura son lugares donde se vive una vida de oración, silencio, trabajo y fraternidad, siguiendo el carisma de diferentes órdenes religiosas. Estos lugares, además de ser un patrimonio espiritual y cultural, también son un ejemplo de sostenibilidad y ahorro energético, ya que muchos de ellos han apostado por las energías renovables para reducir su impacto ambiental y sus gastos.