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¿Recuerdas la primera vez que te confesaste? ¿Recuerdas que examinaste tu conciencia y tal vez te costó encontrar pecados que confesar? Quizá durante tu primera confesión encontraste solo uno o dos, y alguno de ellos era algo así: "Padre, una noche no me lavé los dientes".
Fue una experiencia positiva, y con los años has llegado a amar este sacramento y no puedes vivir sin él. Hoy estás feliz de poder compartir este don con tus hijos y ayudarles a prepararse para su primera confesión. Aquí tienes algunas ideas para animar a tus hijos a confesarse.
1HAZ EXAMEN DE CONCIENCIA CON REGULARIDAD
Intenta familiarizar a tu hijo con el ejercicio del autoexamen. Por la noche, leean en familia una guía para la confesión. Después, concede a cada uno unos minutos para reflexionar sobre cómo ha vivido el día. Esto les permitirá reflexionar y comprender que tal o cual acción es un pecado que puede herir a Dios y al prójimo.
De este modo, los niños que tengan que prepararse para su primera confesión se sentirán menos presionados y verán que sus padres y hermanos mayores también piensan en estas cuestiones.
2REPETICIÓN
Es una buena idea explicar a tu hijo el proceso de confesión para que se sienta más seguro. Comienza con la señal de la cruz, recordándole lo que dirá el sacerdote y lo que tendrá que responder.
Recen juntos el Acto de Contrición. Sin embargo, dile que no nombre sus pecados, recordándole la importancia del secreto de confesión: solo el sacerdote puede oírlos y no los repetirá a nadie.
3FAMILIARIZARse CON EL LUGAR
Lleva a tu hijo a la parroquia donde pronto recibirá el sacramento de la reconciliación, o incluso al confesionario si es allí donde los sacerdotes reciben a los penitentes. Así, el gran día, no se sentirá un extraño y no tendrá miedo. Si además te ve confesándote con el sacerdote, hará que el sacramento sea más accesible.
4CREAR UNA TRADICIÓN FAMILIAR
Piense en crear una tradición familiar en torno a la confesión. Por ejemplo, podrían ir todos juntos en familia una vez al mes, seguido de una agradable salida al cine, al teatro o a un restaurante. Si, desde una edad temprana, crea una asociación positiva con este sacramento, puede ayudar a su hijo a volver a él felizmente cuando sea adulto.
Cada familia y cada niño son diferentes, así que tenga en cuenta la dinámica familiar y la personalidad específica de su hijo a la hora de ayudarle a prepararse. Pero recuerda que la gracia de Dios es mucho más poderosa que cualquier preparación que le des a tu hijo. Así que, Espíritu Santo, ven e ilumina y guía a nuestros hijos durante su primer