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Nos cuesta mucho trabajo obtener nuestros bienes materiales: esfuerzo, dedicación, ahorro, desvelos. Por eso, debemos apreciar lo que significa tener un hogar: ese sitio donde nos reunimos con nuestra familia y compartimos la vida entera.
Solo entonces entendemos que, más que la vivienda material, queremos que el lugar donde nuestro corazón descansa y donde encontramos reposo para nuestros problemas sea bendecido por Dios.
Dice el Catecismo de la Iglesia católica que:
La bendición expresa el movimiento de fondo de la oración cristiana: es encuentro de Dios con el hombre; en ella, el don de Dios y la acogida del hombre se convocan y se unen. La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice, el corazón del hombre puede bendecir a su vez a Aquel que es la fuente de toda bendición (CEC 2626).
Pidamos esta bendición para nuestras casas y familias al Señor.
Oremos
La bendición de Dios descienda sobre esta casa y sobre todos los que viven en ella. Y la gracia del Espíritu Santo santifique a todos.
El Santísimo y dulce nombre de Jesús, en el que está toda la salvación, derrame copiosamente salud y bendición sobre esta casa y sobre todos los que viven en ella.
La Santísima Virgen y Madre de Dios cuide a todos con su maternal protección y libere a todos de los males del alma y del cuerpo.
La poderosa intercesión del bienaventurado San José dé a nuestros trabajos prosperidad y muchos méritos a nuestros sufrimientos.
Los ángeles de la guarda protejan a cuantos hay en esta casa de las asechanzas del maligno enemigo y nos conduzca a la patria eterna.
Descienda sobre nosotros la bendición del + Padre, y del + Hijo y del + Espíritu Santo y permanezca siempre con nosotros.
Amén.