El 6 de diciembre la Iglesia celebra a san Nicolás. Aunque se celebra principalmente en algunas regiones de Francia, como Alsacia y Lorena, es un personaje muy querido en todo el mundo. Sin embargo, los archivos históricos nos dan poca información biográfica sobre el hombre real que se esconde tras la leyenda.
Por supuesto, su existencia histórica es real y verificable. Se pueden ver sus huesos en la Basílica de San Nicolás de Bari (Italia). En 2014, los expertos incluso utilizaron tecnología 3D interactiva y reconstrucción facial para mostrar el aspecto que podría haber tenido basándose en su estructura ósea.
Sin embargo, la biografía más antigua del santo se escribió casi 500 años después de su muerte, por lo que es difícil distinguir el mito de la realidad.
Lo que sabemos de su vida es un instructivo e inspirador. San Nicolás fue un hombre extraordinario, cuya bondad sigue siendo reconocida más de 16 siglos después de su muerte, y cuya generosidad se ha convertido en un referente en muchos países del mundo.
En el día de su fiesta, puedes dirigirte a él para pedir su intercesión celestial, pero también para seguir su ejemplo de santidad.
1NO HAY QUE SER PERFECTO PARA SER SANTO
Una de las historias que ha sobrevivido a los siglos es la del Concilio de Nicea en 325. Un día, Nicolás perdió los estribos y, perdiendo la paciencia, abofeteó a un hereje. Resulta fascinante imaginar las circunstancias que pudieron provocar el arrebato del santo: al parecer, los Concilios de la Iglesia eran un poco más dramáticos que hoy.
Aunque algunos estudiosos dudan de la autenticidad de esta anécdota, muchos la defienden, argumentando que los hagiógrafos no habrían inventado una historia así que pudiera dar mala imagen del santo.
Cualquier hombre al que le haya resultado difícil controlar su temperamento o que haya sentido la tentación de discutir con alguien que le sacaba de quicio, puede encontrar una forma de solidaridad en esta historia de san Nicolás. Nos recuerdan que, a pesar de nuestros errores, la gracia y el perdón de Cristo están siempre presentes.
2CUANDO SEPAS que ALGUIEN NECESITA algo, BUSCA LA FORMA DE AYUDARLE
Otra famosa historia sobre san Nicolás es que ayudó en secreto a una familia pobre. Los detalles exactos de la historia difieren de una versión a otra, pero se dice que una familia pobre no podía pagar la dote de sus tres hijas y tenía grandes dificultades. Entonces, San Nicolás arrojó sacos de monedas de oro por la chimenea para ayudarles. Su acto de generosidad dio origen a la tradición de llenar de regalos los calcetines que cuelgan de la chimenea.
Aunque hoy en día no sería habitual arrojar oro por la ventana, todo el mundo puede seguir el ejemplo de san Nicolás y ayudar a los necesitados. Cuando oía hablar de una familia necesitada, no se quedaba indiferente, sino que encontraba una forma concreta de ayudarla, y de hacerlo en secreto, para no alardear de sus buenas acciones.
Cuando oigas hablar de alguien necesitado, puedes tomarte tu tiempo para pensar en formas concretas de ayudarle. Puedes ir a hacer la compra para un amigo enfermo, llevar una comida a una madre joven o a un vecino anciano, o comprar regalos de Navidad para los niños pobres.
3CONFIANZA EN LA DIVINA PROVIDENCIA
La historia cristiana nos muestra el ejemplo de hombres y mujeres santos que, a pesar de las pruebas de su vida, siguieron confiando en el Señor. Dios les recompensó por su fe y derramó sobre ellos abundantes gracias. La historia de san Nicolás es un magnífico ejemplo de ello.
Según una leyenda, Nicolás se encontraba en su ciudad natal de Myra durante una hambruna. Un barco estaba en el puerto, cargado de trigo para el Emperador de Constantinopla. Nicolás pidió un poco de trigo para alimentar al pueblo hambriento.
Los marineros se negaron al principio, pero Nicolás les prometió que no tendrían problemas por compartirlo. Cuando el barco llegó a su destino, los marineros descubrieron que, aunque se había quitado algo de trigo, el peso de la carga no había cambiado. Lo sorprendente era que había trigo suficiente para abastecer a toda la ciudad durante dos años enteros.
La historia recuerda el milagro de Jesús de la multiplicación de los panes y los peces, y a los muchos santos que vieron cómo se multiplicaban milagrosamente los alimentos para ayudar a los necesitados.
Hacer un acto de fe en el Señor puede producir también una abundante cosecha espiritual en tu vida. Del mismo modo que san Nicolás confió en Dios para que proveyera de grano a las personas que sufrían hambre, tú también puedes acudir a Dios en todas las pruebas de tu vida, confiando en que Él proveerá a sus necesidades, quizá incluso a las tuyas propias.