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Al encarnarse como el Niño Jesús, "Dios vino a vivir en nuestras vidas, con sus problemas", explicó el Papa Francisco durante su meditación del Ángelus del 31 de diciembre de 2023, solemnidad de la Sagrada Familia. Ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa invitó a las familias de hoy a identificarse con la experiencia de pobreza vivida por la familia de Jesús.
En el Evangelio de hoy, "la Sagrada Familia llega al templo y lleva las ofrendas más humildes y sencillas como testimonio de su pobreza". El Pontífice argentino se preguntó: "¿Cómo es posible que la Familia de Jesús, la única familia de la historia que puede presumir de la presencia de Dios en la carne, en lugar de ser rica, sea pobre?".
Para el Papa, esta historia muestra que Dios se encarnó con humildad en una vida ordinaria. "Vivió en una familia, hijo de una madre y de un padre; allí pasó la mayor parte de su tiempo, creciendo y aprendiendo, en una vida de cotidianidad, discreción y silencio", insistió.
El Pontífice agregó que Dios puede decir a todas las familias:
"Si os encontráis en dificultad, sé cómo os sentís, lo he vivido: mi madre, mi padre y yo lo hemos vivido; decidlo también a vuestra familia: no estáis solos"
Un secreto para llevarse bien en familia
Recordando que cuando fueron al Templo, "José y María se asombraron de lo que se decía de Jesús", el Papa invitó a los padres de hoy a cultivar "la capacidad de asombro", que puede ser "un secreto para llevarse bien en familia". "Es bueno saber maravillarse del propio cónyuge, por ejemplo tomándole de la mano y mirándole a los ojos unos instantes por la noche, con ternura", señaló el Papa.
También nos instó a "maravillarnos ante el milagro de la vida, de los niños, encontrando tiempo para jugar con ellos y escucharlos", insistió el Papa, recordando la importancia del tiempo libre para pasear y jugar con los niños. Los invitó a maravillarse ante "la sabiduría y la serenidad de los abuelos, que devuelven la vida a lo esencial".
Por último, el Papa Francisco invitó a inspirarse en María para transmitir a los demás "la belleza del asombro", al tiempo que subrayó que cada uno debe maravillarse de "su propia historia de amor" con Dios, a pesar de "los aspectos negativos" que marcan toda existencia humana.
