Estos días de Semana Santa los debemos vivir plenamente conscientes del gran acto de amor que está a punto de ocurrir frente a nosotros, nuevamente con el fin de revivir y recordar el amor incondicional de Jesús hacia nosotros.
Durante la Semana Mayor, podemos formarnos espiritualmente y unirnos en oración, abrazando la agonía de Jesús, acompañando a María en su soledad y tristeza.
Durante la Cuaresma el ayuno, la limosna y oración, fueron indispensables, y después de toda una ardua preparación de 40 días, el mal no se queda conforme, pues intentará a toda costa evitar que vivamos como se debe los días santos.
Astutos en todo momento
Estar atentos a cualquier engaño durante estos días es imprescindible, ya que es donde el mal se presenta de forma engañosa para evitar que asistamos. Aquí te presentamos los engaños más comunes.
1Pereza por el calor y por el sol
Este pretexto se dice usualmente el Viernes Santo, al momento del Vía crucis, muchos lo evitan con tal de no sentir calor, o cansarse al caminar. Pensemos en esto: Cristo padeció por nuestros pecados y no se lo pensó dos veces, no se negó al sufrimiento, al cansancio ni a las burlas públicas, al contrario, cargo su cruz hasta el Monte Calvario.
Lo que nosotros experimentamos ese día, es apenas una pequeña prueba de lo que en realidad vivió Jesús aquel día de su pasión.
2¿Por qué ir a las celebraciones si no son de precepto y no obligan?
Muchas personas utilizan como argumento el "no es necesario ir porque no son días de precepto". Sin embargo, como fieles hijos de Dios, estamos llamados por Cristo.
Dice el padre Guillermo Serra para Aleteia que "el jueves celebramos el amor, en la Institución de la Eucaristía, el viernes celebramos el amor que se vuelve dolor, pasión y sufrimiento, es la entrega total de Jesús; la Vigilia Pascual el sábado; y el domingo la plenitud de Jesús".
Por ello, no es necesario que sea un deber por obligación, sino un deber de amor a Jesús que nos salvó.
El demonio quiere engañarnos haciéndonos creer que las celebraciones de esos días son tediosas. Esto provoca que vayamos indispuestos o que, definitivamente, no vayamos.
Tenemos que ser muy astutos, puesto que las celebraciones del Triduo Pascual no tienen la finalidad de ser divertidas, no están establecidas para entretenernos, sino más bien, para que -con ese signo solemne- meditemos aquellos momentos que Jesús vivió por amor a la humanidad.
4No voy a ir a misa el domingo, porque ya fui el Sábado
"¿Es lo mismo no?", "¿Para qué ir doble vez?", "Dios no se va a enojar"... comentarios como estos son los que nos hacen privarnos de los regalos de Dios en cada Misa.
El padre Daniel Trujillo explicó para Aleteia que la liturgia es distinta en cada Misa, tanto en la Misa de Aurora (el sábado en la mañana), como en la Vigilia Pascual (el sábado por la tarde o en la noche) y finalmente, escucharemos otras lecturas durante la Misa del Domingo de Resurrección.
La próxima vez que llegue alguno de estos pensamientos a ti recuerda el verdadero significado, para no caer en las trampas del enemigo.