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Dependiendo de la tradición cristiana local, algunos prefieren usar el término "Padre Nuestro", mientras otros -casi exclusivamente- usan: "La oración del Padre".
De hecho, a veces un cristiano que solo usa "Padre Nuestro" puede sentirse confundido cuando oye que se usa "La oración del Padre" como título.
La mayoría de los libros de oraciones católicos se refieren a la oración como "Padre Nuestro" o "Pater Noster" en latín, mientras que la Biblia suele tener un encabezado que dice "La oración del Padre".
Ambos títulos se refieren a la misma oración, pero el "Padre Nuestro" suele considerarse un título que destaca la autoría de la oración.
Jesús es el Señor
El Catecismo de la Iglesia Católica explica la elección de palabras para este título en su sección sobre la oración:
La expresión tradicional "oración del Señor" - oratio Dominica - significa que la oración a nuestro Padre nos la enseña y nos la da el Señor Jesús. La oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única: es "del Señor".
Jesús es el autor principal de estas palabras, ya que las pronuncia y las enseña a sus discípulos.
El Padre Nuestro también viene de Dios Padre
El Catecismo, sin embargo, señala que, dado que Dios es una unión de tres personas, Dios Padre es igualmente autor del Padre Nuestro:
Por una parte, en las palabras de esta oración, el Hijo único nos da las palabras que el Padre le dio: es el maestro de nuestra oración. Por otra, como Verbo encarnado, conoce en su corazón humano las necesidades de sus hermanos humanos y nos las revela: es el modelo de nuestra oración.
Es importante reflexionar sobre esto, pues Dios es tres en uno, nunca separado, siempre unido. Siempre que actúa una de las tres Personas, todas están presentes. Incluso puede decirse que el Espíritu Santo es autor del Padre Nuestro.
La acción de la Santísima Trinidad es para nosotros un gran misterio, difícil de comprender por nuestra mente humana.
Se llame como se llame la oración que Jesús enseñó a sus discípulos, la clave está en rezarla con fe, rezando como Jesús quería que rezaran sus oyentes.
Es su oración, una oración que proporciona un modelo para todas nuestras oraciones, tanto si están escritas en una fórmula como si se rezan extemporáneamente.