El Espíritu Santo ayuda a las personas a "anteponer la alegría de la contemplación a la alegría de la posesión", dijo el Papa Francisco en la Audiencia General celebrada en el Vaticano el 29 de mayo de 2024. El Pontífice subrayó la importancia de invocar al Espíritu, la fuerza que "hace nacer" la armonía original querida por Dios y la transmite al corazón de los hombres.
Tras concluir el pasado miércoles su ciclo de enseñanzas sobre los vicios y las virtudes, el Papa anunció el inicio de uno nuevo dedicado al Espíritu Santo. Titulada "El Espíritu y la Esposa: el Espíritu Santo guía al pueblo de Dios hacia Jesús, nuestra esperanza", esta reflexión sobre el vínculo entre el Espíritu Santo y la Iglesia (la Esposa) forma parte del gran proyecto lanzado por el Papa en los últimos años sobre la sinodalidad.
El espíritu santo transformó el mundo
Ante una Plaza de San Pedro medio llena, el Pontífice argentino comenzó su reflexión evocando al Espíritu Santo en el relato del Génesis: "La tierra estaba informe y desolada, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas". Desde el principio, el Espíritu Santo transformó el mundo "de la confusión en algo bello y ordenado", subrayó.
El Espíritu Santo trata de realizar esta transformación del "caos" en "cosmos" "en cada persona", porque cada corazón "se parece a aquel abismo desierto y oscuro de los primeros versículos del Génesis", dijo el Papa. El corazón humano lleva dentro un "caos interior", la corrupción del pecado que debe ser sanada por el Espíritu Santo para actuar contra el "caos exterior" que afecta al mundo, insistió, refiriéndose a los "estragos" causados por la humanidad al medio ambiente, o el sufrimiento que padecen los niños a causa de la guerra.
El Espíritu Santo actúa como una buena "comadrona", dando a luz la armonía a través de la "contemplación y la alabanza" que suscita en el corazón de las personas, dijo el Papa Francisco. Así, el Espíritu "antepone la alegría de la contemplación a la alegría de la posesión", explicó, poniendo como ejemplo la contemplación de la naturaleza de san Francisco de Asís y su Cántico de las Criaturas - "Laudato sì, mi Signore…".