La Biblia recoge palabras dirigidas específicamente a políticos y personas que ejercen el poder. Jesús, David y Salomón, entre otros, enseñan cómo se gobierna bien y se evita la corrupción. La autoridad propuesta en la Sagrada Escritura pasa por el servicio, la coherencia, la humildad y la responsabilidad.
Ser servidor de todos
“El que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor” (Mateo 20,26).
“Dichoso el que socorre al desvalido” (Salmo 41,1)
“Amen la justicia los que gobiernan la tierra, tengan rectos pensamientos sobre el
Señor, y búsquenlo con sencillez de corazón” (Sabiduría 1,1).
“Si tienen rabia, no se arriesguen, guárdenlo para ustedes” (Salmo 4,5).
“Los que conducen según las leyes santas serán reconocidos como santos, y los que se
dejen instruir por ellas, tendrán en ellas su defensa” (Sabiduría 6,10).
“No vence el rey por su gran ejército” (Salmo 33, 16).
Todo poder viene de Dios
“No tendrías contra mí ningún poder si no se te hubiera dado de arriba” (Juan 19, 11). “El fruto de los esfuerzos nobles es glorioso, imperecedera la raíz de la prudencia”
(Sabiduría 3,15).
“Que me dé cuenta de lo frágil que soy” (Salmo 39, 5).
“El hombre no perdura en el lujo; es igual que las bestias que perecen” (Salmo 49, 13).
“A los poderosos les espera un riguroso examen” (Sabiduría 6,8).
"Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (Mateo 22,21).
La justicia viene de Dios
“Guárdense pues de murmuraciones inútiles, preserven su lengua de hablar mal,
porque la palabra más secreta no queda sin efecto, y la boca mordaz da muerte al
alma” (Sabiduría 1, 11).
“Sométanse todos a las autoridades constituidas” (Romanos 13,1).
“¿De qué nos sirvió nuestro orgullo? ¿De qué la riqueza y la jactancia? Todo aquello
pasó como una sombra” (Sabiduría 5,8).
“Unos confían en los carros, otros en los caballos, nosotros en el nombre del Señor”
(Salmo 20, 8).
Dios asiste al que se somete a Él
“Reyes, entiendan, recapaciten, jueces de la tierra. Sirvan con temor al Señor, besen,
temblando, sus pies” (Salmo 2, 10).
“Soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio
de la verdad” (Juan 18,37).
“El que no se retracta de lo que juró, aunque resulte perjudicado, el que no presta a
usura su dinero ni acepta soborno contra el inocente” (Salmo 15, 4-5).
“¡Cuándo aprenderán los malhechores que devoran a mi pueblo como si fueran pan y
jamás invocan al Señor!” (Salmo 14, 4)
La integridad honra a Dios
“Guarda tu lengua del mal, tus labios de la mentira, apártate del mal y haz el bien,
busca la paz y corre tras ella” (Salmo 34, 14-15).
“Los humildes heredarán la tierra y gozarán de paz abundante” (Salmo 37, 11).
“Observa al hombre íntegro, fíjate en el honrado” (Salmo 37, 37).
“Que defienda a los humildes, que salve a los pobres y aplaste al opresor (Salmo 72, 4).
“Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos de los Apóstoles 5,29).