El Maestro del Infierno se moderniza. Actualmente, él está presente en todas las redes sociales y ofrece numerosos consejos a sus demonios aprendices. He aquí una publicación en la cual él revela sus secretos
Mis queridos pequeños demonios, emprenden un periodo de práctica en tentación, los felicito, es “ca-pi-tal”. Pondrás a prueba mis siete más bellos inventos. Déjame darte algunos consejos sacados de una larga experiencia.
Las reglas de oro
Se benefician ustedes de uno de mis grandes éxitos de las últimas décadas: hay muchos libros -y algunos son muy buenos- sobre la confesión, pero casi ninguno sobre el pecado, ay, ay … Lo esencial, mis amigos, es apoyarse siempre en la necesidad de comodidad y de seguridad que se oculta en cada uno.
El hombre es reacio a los cambios de fondo (¡especialmente en vacaciones!). Lo que hay que temer son los discípulos del Otro que siempre se cuestionan a sí mismos.
¿Mi delicia? Estas “personas honestas” que piensan que todo va bien en su vida, en su pareja, con sus hijos, y que entonces pueden vivir con sus bienes. Sóplales que sigan satisfechos de su mediocridad …
Otra regla de oro: ¡sé minucioso! Una vez tomado, un pliegue es difícil de cambiar. “Eres un verdadero rayo de sol”, repetirá la madre a su pequeña hija, pero trata de nunca agregar: “Sabes, en la vida, a veces estamos tristes o enojados. Te amaremos incluso si lloras o te enojas”. La niña creerá que puede ser amada solo sonriendo, y se enorgullecerá de nunca admitir sus debilidades.
No te olvides de los sacerdotes
Trabaja también a largo plazo. No olvides el adagio: “Es necesario dar tiempo a Satanás “. Muchos años pueden ser necesarios para conducir a una persona casada a la infidelidad. Recuerda que nunca nada está ganado, y que el Otro tiene un arma letal contra nosotros: “SOS Misericordia”.
Tampoco desdeñes a los sacerdotes. Inspírale homilías muy generales que adormecen o que culpabilizan… Pero si uno de ellos propone formas concretas para luchar contra las tentaciones, entonces ¡reacciona!
Arréglate para que sienta que pierde el crédito de su audiencia y reciba menos felicitaciones … y que regrese a sus sermones abstractos del pasado.
Nunca subestimes al Otro
Incluso si tienes la impresión de lograr una victoria, no olvides que el Otro es realmente fuerte. Él aprovecha hasta el pecado para salvar a los pecadores. Sí, desconfía: ¡el pecado puede desenmascararnos! Para él puede ser una revelación.
Arréglatelas para que el pecador se asimile a su pecado. Él no olvidará que un hombre nunca se reduce a su acto, por muy abominable que sea, y se creerá condenado al mal, ¡ja, ja!
Finalmente, de vez en cuando, da un paso atrás. Deja hacer. El hombre se imagina que, cuanto menos tentado, menos agitado, más santo es. Se relaja.
Observa entonces los defectos de la coraza, los puntos en los que hace menos esfuerzos: medias mentiras, pereza, etc. Luego atacarás con más precisión. .
Por el Padre Pascal Ide et Luc Adrian (Inspirado en Cartas del Diablo a su sobrino de C. S. Lewis).