Obispo de Magnesia, san Caralampio (89-202) murió a los 113 años martirizado por su fe en Cristo, durante el reinado del emperador Septimio Severo. Los ortodoxos lo invocan durante las epidemias debido a las palabras que pronunció antes de morir
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Desde el comienzo de la crisis sanitaria, siguiendo a los monjes del monte Athos, los ortodoxos son invitados a rezar en todo el mundo a san Caralampio, invocado durante las epidemias.
Este obispo de Magnesia, en Tesalia, que formó parte del Imperio romano y es territorio actual de Grecia, predicó el Evangelio en el siglo II durante muchos años.
Sin embargo, el santo, ya con 113 años, fue arrestado cuando la noticia de su predicación llegó a oídos del procónsul Luciano y del comandante militar Lucio.
Delante del tribunal, Caralampio confesó valientemente su fe en Cristo y se negó a ofrecer sacrificios a ídolos y a falsos dioses.
Entonces fue torturado sin misericordia. Sus verdugos le laceraron todo el cuerpo con garfios de hierro y le arrancaron toda la piel, lo desollaron vivo.
La fuerza de sus últimas palabras
Se dice que el santo se dirigió humildemente a sus verdugos para decirles: “Gracias, hermanos míos, por arrancar la piel del cuerpo viejo y renovar mi alma para una vida nueva y eterna”.
Después de ser llevado ante el emperador Septimio Severo, infligieron otras muchas torturas bárbaras al santo.
Condenado a muerte y conducido al lugar de la ejecución, Caralampio rezó a Dios para que la región donde reposaran sus reliquias no sufriera nunca hambre ni enfermedad.
Después de este rezo, el santo entregó su alma a Dios antes incluso de que el verdugo lo decapitara.
El día de san Caralampio se celebra el 10 de febrero. Su cráneo se conserva en la actualidad en el monasterio de San Esteban de Meteora en Grecia. Los fragmentos de sus santas reliquias se dispersaron por numerosas iglesias del mundo entero.
Desde tiempos inmemoriales, este santo, especialmente venerado por el pueblo griego, es invocado para poner fin a las epidemias.
Aquí una breve oración a san Caralampio durante la epidemia del COVID-19:
Cantemos a Caralampio, el victorioso hieromártir de Cristo,
y el maravilloso doctor del cuerpo y el alma.
Tú que viertes sobre nosotros un gran torrente curativo,
libra de pasiones, enfermedades y demonios,
a quienes exclaman: Regocíjate, oh santo mártir Caralampio.
Amén
Te puede interesar:
Santos que saben sobre supervivencia en pandemias