¡Conviértete en mejor negociador que él!
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¿Cada vez que pides alguna cosa a tu hijo o hija, discute, regatea y negocia? ¿Estas molestas situaciones os hacen cuestionaros vuestras aptitudes parentales? ¡Que no cunda el pánico! Existe un método para que vuestras peticiones sean atendidas en seguida.
A los niños nunca les faltan argumentos para negociar las reglas establecidas: la hora de acostarse; el tiempo para ver dibujos animados a través de la televisión; el orden de su habitación… Puede resultar una guerra agotadora, incluso para los mejores padres.
Laurent Combalbert, antiguo agente de policía del cuerpo militar de élite francés RAID, afirma: “He pasado los últimos quince años preparando y gestionando negociaciones consideradas como las más difíciles y las más arriesgadas del mundo. Y sin embargo, esas negociaciones están bastante lejos de igualar en términos de complejidad a las que tengo cada día en casa. Y es que tengo cuatro hijos”.
¿Esos pequeños son peores que las Farc? En su libro “Devenez meilleur négociateur que vos enfants” (“Convertirse en mejores negociadores que los niños”), Laurent Combalbert explica cómo poner fin a las discusiones interminables y hacer reinar la calma en casa.
Definir claramente lo no negociable
¿El punto débil de los padres? El afecto. Es lo que les paraliza frente a una lágrima o una súplica hábilmente dosificada con conveniencia. “¿Por qué no, si he tenido un 9 de media en matemáticas este trimestre?”. No siempre es fácil resistir. Pero no hay que olvidar que “la relación que los padres mantienen con [sus hijos] tiene por primer objetivo educarles y, a menudo, decirles ‘no’”, recuerda el especialista en negociaciones.
Entre las reglas dictadas para la casa, “es primordial definir lo ‘no negociable’, es decir, los temas sobre los cuales es posible conversar a título explicativo, pero cuya ejecución no puede sufrir ningún cuestionamiento”, continúa el asesor. La cortesía, la seguridad, el respeto a los demás, la asistencia a la misa dominical… cada familia funciona a su manera. Lo “no negociable” debe definirse claramente en pareja y expresarse a los niños con convicción.
Dedicar tiempo a explicar las reglas
¿Significa eso que algunas reglas son negociables? Sí, pero “negociar no es ceder”, recalca el profesional de las situaciones enmarañadas.
“Negociar la forma permite no tener que negociar el fondo”, explica. Así es como un “Tienes que ordenar tu habitación” puede convertirse en “Puedes ordenar tu habitación antes de ir a jugar o después de ducharte”. ¡Muy hábil!
Finalmente, negociar con los niños no significa en absoluto caer en la demagogia o hundirse en la falta de autoridad. Al contrario, es dedicar tiempo a explicarles las reglas, a fijar las sanciones y responder a sus preguntas. Este diálogo fructuoso con garantía “anticrisis” refuerza la autoridad parental y protege de todo autoritarismo. Un arsenal de paz gracias al cual ningún exaltado volverá a resistirse a sus padres. Con cara bonita o sin ella.
Élisabeth Caillemer