Sacerdote, profeta o rey… Responde a unas pocas preguntas y descubre rápidamente tu tipo de perfil de bautizado.
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Aunque todos estamos llamados a ser “sacerdote, profeta y rey”, nuestra naturaleza y nuestra historia nos orientan a menudo hacia una misión más que hacia otras.
Realiza este test (que encontrarás en la galería) y para cada una de las preguntas, responde aquello que dirías o harías primero de manera más espontánea. Se trata de un test para conocerte mejor y progresar.
Resultados:
Si has obtenido una mayoría de A:
Espontáneamente, eres más bien sacerdote. Apaciguador y magnánimo, te gusta acudir en defensa de los más pequeños. Pero para que no te vuelvas demasiado dulzón, no olvides desarrollar las demás responsabilidades: la misericordia no funciona sin verdad y sin justicia.
Si has obtenido una mayoría de B:
Espontáneamente, eres más bien profeta. Valiente e íntegro, afirmas tus convicciones y estás dispuesto a sufrir por la verdad. Pero para no convertirte en alguien demasiado “tajante”, no olvides desarrollar las demás responsabilidades: sabe ver lo que va bien y conserva la mesura en tus palabras del día a día.
Si has obtenido una mayoría de C:
Espontáneamente, eres más bien rey. Eres responsable y servicial y los demás pueden contar con tu rectitud. Pero para no volverte autoritario o rutinario, no olvides desarrollar las demás responsabilidades: aprende a ser conciliador en tus decisiones y a salir de los caminos trillados.
Si quieres imprimir el test, mejor haz clic en la página 2.
El test del bautizado
1. Ante un proyecto de ley que amenaza el respeto a la vida, tú:
A) Rezas el rosario en intercesión por los responsables políticos.
B) Organizas una petición por Internet.
C) Refuerzas la atención a tus familiares y allegados para hacer crecer la caridad en el mundo.
2. Tienes un colega de trabajo musulmán:
A) Aprendes a conocer su fe.
B) Le hablas de Jesús.
C) Te aseguras de que no sea discriminado en la empresa.
3. Para ti, unos buenos padres son:
A) Los que perdonan a sus hijos.
B) Los que dan ejemplo a sus hijos de cierta sencillez de vida.
C) Los que saben estar presentes para cada uno de sus hijos.
4. Tu modelo de santidad es:
A) San Francisco de Asís despojándose de sus ropas.
B) Santa Teresa del Niño Jesús rezando por los pecadores.
C) San Vicente de Paúl trabajando por los pobres.
5. Los demás reconocen en ti un talento para:
A) Conciliar.
B) Comunicar.
C) Decidir.
6. Sientes admiración por una comunidad reciente, que es:
A) La Comunidad de Sant’Egidio.
B) Las Hermanitas del Cordero.
C) El Opus Dei.
7. Del Evangelio te conmueve:
A) La curación del ciego de nacimiento.
B) Jesús y los mercaderes del Templo.
C) El lavado de pies.
8. Tu compromiso en la parroquia:
A) Dirigir un grupo de alabanza.
B) Llevar la evangelización puerta a puerta.
C) Participar en el equipo pastoral.
9. En una comida en la que se critica con dureza de alguien, tú:
A) Expresas fuertemente tu desacuerdo.
B) Rezas por los comensales y la persona en cuestión.
C) Atemperas la discusión con una apreciación positiva.
10. Tu oración:
A) “Perdona nuestras ofensas”.
B) “Venga a nosotros tu reino”.
C) “Danos hoy nuestro pan de cada día”.
Resultados:
Si has obtenido una mayoría de A:
Espontáneamente, eres más bien sacerdote. Apaciguador y magnánimo, te gusta acudir en defensa de los más pequeños. Pero para que no te vuelvas demasiado dulzón, no olvides desarrollar las demás responsabilidades: la misericordia no funciona sin verdad y sin justicia.
Si has obtenido una mayoría de B:
Espontáneamente, eres más bien profeta. Valiente e íntegro, afirmas tus convicciones y estás dispuesto a sufrir por la verdad. Pero para no convertirte en alguien demasiado “tajante”, no olvides desarrollar las demás responsabilidades: sabe ver lo que va bien y conserva la mesura en tus palabras del día a día.
Si has obtenido una mayoría de C:
Espontáneamente, eres más bien rey. Eres responsable y servicial y los demás pueden contar con tu rectitud. Pero para no volverte autoritario o rutinario, no olvides desarrollar las demás responsabilidades: aprende a ser conciliador en tus decisiones y a salir de los caminos trillados.
Te puede interesar:
Bautismo: Un agua que calma y limpia
