Se ha dado el primer paso para llegar a reconocer como beata a la fundadora de los Focolares
Todo a punto. La causa de beatificación de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, ya está en marcha. Se trata del primer paso del itinerario que podría llevar a “Chiara” – como se le conoce universalmente a la iniciadora de un fecundo camino eclesial, nacida en Trento en 1920 – hasta los altares. Un evento esperado por miles de personas en todo el mundo.
Un pueblo para Chiara
“En estos 6 años transcurridos desde su muerte en los lugares donde ha vivido y donde ahora reposa” informa el Movimiento de los Focolares, llegaron a visitar o en peregrinación “más de 120.000” personas provenientes de “diversos continentes y diferentes tradiciones religiosas, cardenales y obispos, académicos, políticos, familias y jóvenes, miembros de asociaciones y movimientos, personas de culturas no religiosas, niños en la vigilia de la primera Comunión y adultos en busca de esperanza”.
Ceremonia oficial
La “Prima Sessio” de la causa tendrá lugar el 27 de enero de 2015 en la Catedral diocesana de San Pedro Apóstol, de Frascati a las 16.00 hrs. con la oración de las vísperas: la ceremonia prevé la lectura del Decreto de Introducción de la Causa y del Rescripto del nulla osta de la Santa Sede, el asentamiento del tribunal nombrado por el obispo Raffaello Martinelli que en diciembre de 2013 acogió la petición de apertura de la causa de beatificación presentada por Maria Voce, presidenta del Movimiento de los Focolares. La ceremonia comenzará con los juramentos del obispo proponente, de los miembros del tribunal y los de la postulación. (ilmamilio.it, 20 enero).
Amar para alcanzar la santidad
Ha sido precisamente Maria Voce, – la primera en recoger el testimonio de Chiara -, quien comunicó la noticia “deseando a quienes viven su espiritualidad ser ‘vivo testimonio’ de esa santidad colectiva propuesta y vivida por Chiara Lubich”.
“Nosotros – escribe la fundadora – encontramos la santidad en Jesús, que florece en nosotros porque amamos… Si buscáramos la santidad por sí misma no la alcanzaríamos nunca. Amar, pues, y nada más. Perder todo, incluso el apego a la santidad, para atender sólo al amor. (…)
Podemos hacernos santos si en la base de nuestra santidad (“ante omnia”, incluso antes de la santidad) ponemos la mutua caridad: Jesús entre nosotros como premisa o principio, como medio para santificarnos y como fin último” (Avvenire, 19 enero).