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Marcos y Marcelino eran hermanos gemelos, hijos de los romanos san Tranquilino y santa Marcia, inicialmente paganos.
A los chicos los crió un ayo cristiano que les enseñó la religión sin que sus padres lo supieran.
Ellos querían ser célibes, pero la familia les obligó a casarse con jóvenes paganas.
Marcos y Marcelino manifestaron a los suyos que eran cristianos y durante un tiempo estos los protegieron de los edictos de persecución que lanzaba el emperador Diocleciano.
Sin embargo, llegó un momento en que fueron detenidos y encarcelados. Se les condenó a ser azotados.
Los familiares les pedían que simularan que renegaban de la fe, para librarse del castigo, pero estos gemelos prefirieron dar testimonio de Cristo.
Además, en esta situación conocieron a san Sebastián, un soldado también apresado por ser cristiano y que moriría mártir. Su ejemplo les llenó de fortaleza.
El juez Cromacio, en vista de ello, ordenó que se les cortara el cuello.
La familia, al oír eso, pidió clemencia para que el veredicto se aplazara 30 días y así intentar que Marcos y Marcelino cambiaran de postura.
Sin embargo, ellos se mantuvieron fieles y no solo eso: sus familiares también se convirtieron al cristianismo.
Incluso el juez Cromacio, al comprobar esta fe, se convirtió poco después y abandonó su cargo.
El castigo a Marcos y Marcelino quedaba pendiente de ejecución y a Cromacio le sucedió Fabiano, que era cruel y quería acabar con los cristianos.
Retomó la persecución, mandó atar a un árbol a los gemelos y ordenó que les clavaran los pies.
Pero Marcos y Marcelino pasaron aquel día y aquella noche cantando y alabando a Dios.
Al día siguiente, Fabiano mandó que les clavaran una lanza. Así murieron estos dos mártires el 18 de junio del año 286, en un lugar llamado Las Arenas.
Fueron sepultados en la vía Ardeatina, cerca del cementerio de Domitila, y posteriormente los fieles trasladaron sus reliquias a Roma.
Su fiesta se celebra el 18 de junio.
Son patronos secundarios de la archidiócesis de Mérida-Badajoz (España).
Señor todopoderoso y eterno,
que nos has dado como ejemplo para imitar la vida de los santos Marcos y Marcelino, concédenos también que su valiosa intercesión venga siempre en nuestra ayuda.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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