Jean-Baptiste Marie Vianney nació en Dardilly el 8 de mayo de 1786. No pudo ir a la escuela en un primer momento a causa de la Revolución Francesa, que estalló en 1789. Tuvo que hacer la Primera Comunión a escondidas debido al ambiente anticlerical.
Más tarde, se matriculó en la escuela local. Esto hizo que fuera mayor que los alumnos de su nivel y, como los estudios le costaban, sufrió burlas.
Uno de los muchachos que le atacaban era Mathias Loras. San Juan-Bautista María Vianney se haría amigo de él y con el tiempo Loras acabaría siendo el primer obispo de Dubuque, en Iowa (Estados Unidos).
En el seminario, volvían a hacérsele cuesta arriba los estudios. Llegó un momento en que el rector le preguntó:
"Juan, los profesores no te consideran apto para la sagrada ordenación al sacerdocio. Algunos te tachan de ‘burro que no sabe nada de teología’. ¿Cómo podemos promoverte al sacramento del sacerdocio?”.
Vianney le respondió:
“Monseñor, Sansón mató a cien filisteos con la quijada de un burro. ¿Qué cree usted que podría hacer Dios con un burro entero?”
Ya para entonces el seminarista mostraba que la gracia de Dios actuaba en él de forma creciente y él respondía a la llamada del Señor con generosidad.
Ordenado sacerdote, fue destinado a la pequeña aldea de Ars-sur-Formans. Durante 42 años, entre 1818 y 1859, desempeñó allí su tarea sacerdotal.
Destacó por dar catequesis a los niños, predicar con fuerza extraordinaria y administrar los sacramentos sin desfallecer. Sobre todo, entregó muchas horas a la confesión. Su fama fue creciendo de tal modo que de toda Francia llegaban personas que hacían cola -hasta de días- para confesarse con él. Tenía el don de escrutar las conciencias (saber lo que le ocurría interiormente a una persona antes de que ella se lo contara) y sus consejos eran certeros.
Era un párroco humilde, muy piadoso y muy devoto de la Virgen. Pero se encontró con que iba a necesitar la oración y la penitencia para combatir al demonio, que se le manifestó en varias ocasiones, algunas de ellas muy llamativas: por ejemplo, una noche le arañó el cabezal de la cama.
San Juan-Bautista María Vianney, conocido como el Santo Cura de Ars, falleció el 4 de agosto de 1859.
El papa Benedicto XVI lo nombró patrono de los sacerdotes. Es además santo intercesor del Opus Dei.
Te amo, oh, mi Dios. Mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, oh, infinitamente amoroso Dios, y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh, mi Dios, y mi único temor es ir al infierno porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor.
Oh, mi Dios, si mi lengua no puede decir cada instante que te amo, por lo menos quiero que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo, y de amarte mientras que sufro, y el día que me muera no solo amarte sino sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca esté de mi hora final, aumentes y perfecciones mi amor por Ti.
Amén.