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La Bendición del Útero, una propuesta espiritual feminista de la Nueva Era

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Luis Santamaría - publicado el 21/12/15
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Miles de mujeres difunden en todo el mundo una ceremonia para hacerse diosas

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¿Has oído hablar de una ceremonia llamada “Bendición Mundial del Útero”? Se han celebrado algunos días de luna llena.

En la Bendición del Útero que se celebró en agosto de 2015, la organización dice que participaron 100.000 mujeres en 130 países.

¿De qué se trata? ¿Tiene algo que ver con los ritos de la fertilidad de algunos cultos antiguos, o con la bendición de embarazadas que se hace en la Iglesia católica?

Nada de eso. Se trata de una de las propuestas espirituales que hay en el conglomerado de la Nueva Era (New Age).

Una de las líneas principales de la espiritualidad alternativa es la feminista radical, que diviniza a la mujer y lee todo lo femenino en clave sagrada.

Seguramente el personaje más influyente en esta línea es Miranda Gray, autora de Luna roja y otros libros que destacan la espiritualidad y la ritualidad del embarazo y el parto, la menstruación y los órganos genitales femeninos (denominados yoni, tomando el término oriental del tantra).

¿Cuál es la propuesta de esta autora? ¿Y su difusión e influencia?

Un “libro sagrado”: Luna roja

Miranda Gray se presenta como escritora, artista y “maestra menstrual y espiritual”.

Su libro más célebre, que ha ocupado lugares destacados en las grandes librerías de todo el mundo, en la sección de espiritualidad, lo publicó en 1994 con el título Red Moon.

La traducción al español se publicó en 1995 con el título Luna roja y con un subtítulo que no deja lugar a dudas sobre su orientación y contenido: Los dones del ciclo menstrual, que después se alargó así: Emplea los dones creativos, sexuales y espirituales del ciclo menstrual.

Llevamos, por tanto, más de dos décadas de difusión a gran escala de estas doctrinas.

En un principio podría parecer un aceptable intento de desterrar los tabúes y prejuicios en torno a la menstruación femenina, que no deja de ser algo totalmente natural y necesario.

Pero va más allá al proponer todo un sistema de creencias y ritos. En la publicidad del libro el mensaje a la mujer es claro:

Luna Roja te ayudará a aceptar tu naturaleza cíclica y conectar con cada una de las poderosas energías encerradas en las cuatro fases de tu ciclo menstrual; disfrutar de esas energías y aplicarlas de forma creativa, sexual y espiritual a tu vida cotidiana; volver a despertar los mitos cíclicos y asumirlos como un viaje personal; desterrar los tabúes y vivir en armonía con las distintas fases de la ‘regla’”.

En su libro, Gray presenta toda su doctrina en forma de cuento en el segundo capítulo, y después explica que toda la mitología, todos los cuentos y fábulas de las diversas culturas y civilizaciones hay que leerlos e interpretarlos desde el ciclo menstrual siempre que aparecen arquetipos femeninos.

También percibe esta simbología en la búsqueda del Grial, el culto a los árboles, la serpiente y otros animales, etc.

Y asume la tradición esotérica según la cual Adán, antes de haberse casado con Eva, lo hizo con Lilith, que era plenamente consciente de su sexualidad.

Además, señala que en las Iglesias cristianas normalmente “una mujer no puede ser sacerdote en virtud de su feminidad, pero precisamente esa feminidad y su sexualidad son las que le unen a la conciencia de lo divino”.


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De lo doctrinal a lo ceremonial

Mirando al mundo antiguo, la autora cree necesario que la sociedad “restablezca las ceremonias de iniciación a la pubertad, las relacionadas con las estaciones y la luna, y las de transformación ante la muerte y el nacimiento”.

Esto, al final, “generará un lugar en la sociedad para las chamanas, las adivinas, las sacerdotisas del oráculo, las brujas, las curanderas y las místicas”. Se promueve claramente un retorno al paganismo y al ocultismo.


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Y frente al paradigma de la “Luna Blanca”, que sería el único defendido en una sociedad patriarcal, ya que busca el momento de mayor fertilidad de la mujer, Miranda Gray defiende la importancia de la “Luna Roja” (cuando la ovulación coincide con la luna nueva), que se centra en el “desarrollo interior”.

En lo personal, con un modelo de diagrama lunar (para que cada mujer conozca las características de su propio ciclo menstrual) habla de las diversas energías que se liberan según van pasando los días, hasta el vigésimo octavo: energías de la Virgen, de la Madre, de la Hechicera, de la Bruja, etc.

Una vez que la mujer es consciente de su ciclo, “debes comenzar a interactuar con sus energías”, y por ello la autora propone ejercicios de visualización, de conexión de la mente con el útero, etc.

Afirma que la mujer debe liberar sus energías sexuales y creativas, algo que hasta le puede llevar a sanar con la imposición de manos o a practicar la magia y la adivinación.

Miranda Gray propone rituales simbólicos de transición, fijándose sobre todo en el paso de niña a mujer con la primera regla.

Además de la justificación más “doctrinal”, que apoya en figuras como Blancanieves o Perséfone y Deméter (siempre mitologías, cuentos o leyendas), la autora da indicaciones sobre lo concreto del ritual: el lugar, las personas que pueden estar y algunos elementos imprescindibles: “la muerte simbólica de la niña” que pasa a mujer, “la bienvenida de la hija a la hermandad de todas las mujeres y la luna”, etc.

Todo este proceso se hace guiado por la madre. El padre, por supuesto, no aparece en ningún lugar. Aunque la madre puede delegar esta dirección espiritual: “otra posibilidad es que elijas un grupo de mujeres para que guíen activamente a tu hija y le enseñen a comprender su ciclo y sus energías: desempeñarán el papel de ‘hada madrina’ o ‘madre luna’”.

Otro ritual es el de la maternidad, cuando cesa temporalmente la menstruación. Durante el embarazo la mujer “sigue en la fase exterior de la luna llena, pues en su cuerpo lleva una nueva vida que está creciendo como la luz de la luna creciente”.

Un ritual que puede dividirse en dos momentos: el ritual simbólico preliminar vinculado al embarazo, y el ritual de regreso al ciclo menstrual tras el parto.

Por último, la menopausia también debería ritualizarse como un momento fundamental en el desarrollo espiritual femenino.

De esta manera, “la mujer posmenopáusica tiene la capacidad de ofrecer a sus hijos su conocimiento y experiencia acerca del mundo interior, la divina fuente creativa y la espiral del linaje”.



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¿En qué consiste la Bendición del Útero?

El lenguaje del libro de Miranda Gray es bastante genérico y “holístico”, algo muy en la línea de la Nueva Era, que incluye lo físico, lo mental y lo espiritual.

No hay un lenguaje que hable de la Diosa, pero éste sí lo podemos encontrar en todas las propuestas que giran en torno a la Bendición del Útero y que se apoyan doctrinalmente en Luna roja.

De hecho, en la publicidad ordinaria de este rito se suele hablar de “lo divino femenino”.

Las destinatarias de esta ceremonia son todas las mujeres a partir de la pubertad, tal como podemos leer en la convocatoria:

La Bendición está disponible para todas las mujeres independientemente de si actualmente tienen útero o no, ciclo menstrual o no. La energía de lo Femenino Divino es para todas nosotras. La única condición para la Bendición es que las chicas jóvenes deben haber tenido su primera Luna para recibir la energía”.

Con el lenguaje típico de la Nueva Era se señala que la Bendición del Útero es “un regalo de energía que traerá sanación a nuestra feminidad, a nuestro útero y a sus ciclos, a nuestra creatividad y fertilidad, a nuestra sexualidad y espiritualidad”.

Se trata de un rito que “nos liberará del pasado, de las expectativas limitadoras, de la culpabilidad y el dolor, soltando el gozo profundo del alma, la expresión del poder y la belleza de la mujer. Es una hermosa bendición y restauración de la luz para almas de las mujeres en un mundo duro y masculino”.

El lenguaje que habla de lo divino se repite constantemente en los textos oficiales, donde leemos que la finalidad es “conectar de nuevo con lo Sagrado Femenino”.

Y con términos muy semejantes a los del reiki y otras técnicas de sanación energética, se dice que “la Bendición del Útero funciona como una iniciación o una sintonización, en la que la energía se canaliza hacia ti”.

Pero no se dan más detalles sobre el ritual. Miranda Gray aclara que “mi papel como ‘canal’ es muy pequeño, simplemente soy el centro de la red que conecta a todas las mujeres en la Bendición a la vibración de lo Femenino Divino y entre ellas”.

En algún lugar de habla de “Amor Divino”, pero nunca de Dios.



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Las madres lunares

¿Y quiénes son las mujeres que llevan a cabo este ritual? Las llamadas Moon Mothers o “madres lunares”, formadas en las doctrinas de Gray.

Ellas son las encargadas de una triple función: “realizar bendiciones y sanaciones de útero personalmente, dos técnicas energéticas que trabajan los 3 centros femeninos de poder (pituitaria, corazón y útero) y los 4 arquetipos (doncella, madre, hechicera, bruja); apoyar y guiar a las mujeres en la bendición mundial del útero; y participar activamente con Miranda Gray en la bendición mundial del útero”.

La cosa está regularizada, ya que la página web oficial de la Bendición del Útero ofrece un listado de las madres lunares autorizadas en todo el mundo, que pueden contarse por miles (sólo en España están registradas 533).

Tienen un código de prácticas según el cual “una Moon Mother puede ofrecer la Bendición de Útero como una terapia de sanación, como desarrollo, apoyo o práctica espiritual, o como una celebración”.

En España hay varios centros que se dedican a difundir y practicar la espiritualidad de lo divino femenino, e incluso alguna psicóloga que trabaja en esta clave. Hacen talleres en Barcelona, Valencia, Madrid, Sevilla, etc.

En el taller de dos días que se realiza para poder ser una madre lunar, según una de sus practicantes, “reconectamos íntimamente con la sacralidad de nuestro útero y nuestra feminidad. Nos ofrece un camino para expresar nuestra espiritualidad de manera que nos resuena especialmente como mujeres, y despierta y fortalece nuestra conexión con la sanadora que todas llevamos dentro. En el curso aprendemos dos herramientas muy prácticas y poderosas: una Bendición del Útero y una Sanación del Útero para ofrecer a otras mujeres que quieren reconectar con lo Divino Femenino y celebrar ser mujer en todos sus aspectos”.

Al terminar el taller, que imparte Miranda Gray por todo el mundo –y de cuyo precio no se informa– las mujeres son designadas madres lunares y podrán difundir estas creencias y prácticas, de manera que se configura una actividad seguramente lucrativa para muchas (no es casualidad que se diga en sus instrucciones que mantendrá la relación “de una profesional con una clienta” y que “puede cobrar una cuota”).

El objetivo final, según se indica, es “conectar a las mujeres en una única familia amorosa, espiritual y femenina”.

Para ello, no sólo están los dos ritos principales ya señalados, sino que las madres lunares, como directoras espirituales, “pueden ayudar a las mujeres durante momentos de cambios y desafíos en sus vidas, y pueden ser una manera de celebrar y honrar la primera menstruación, un matrimonio, la maternidad y la menopausia”.



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En resumen…

Frente a una cultura pretendidamente patriarcal, Miranda Gray ha propuesto una feminidad de tipo esotérico como antídoto, centrando todo en torno al ciclo menstrual, que sería el mayor potencial espiritual de la mujer.

Las ceremonias de Bendición del Útero pretenden la limpieza interior y la sanación de la mujer, haciéndole recuperar su lugar central en el mundo.

Esto, que pretende ser una liberación de la mujer, sin embargo la hace dependiente espiritualmente de Gray, que es la única que puede formar madres lunares en todo el mundo (dado que está prohibido que una madre lunar pueda iniciar a otras).

Esto le asegura el negocio exclusivo y que sólo ella sea capaz de transmitir esta sabiduría a la humanidad (o a media humanidad, ya que los varones están excluidos de esta posibilidad).

Un producto más de la Nueva Era, que dice basarse en los antiguos cultos de la fertilidad y en la sabiduría popular, divulgándose entre las mujeres por medio de la Bendición del Útero y haciéndoles mirar hacia sí mismas como seres especiales que participan de lo Divino Femenino.

Como siempre, las doctrinas viejas presentadas como nuevas y el modelo de negocio vuelven a destacar en las propuestas terapéuticas y espirituales de la Nueva Era, que vuelve a la persona hacia sí misma en una autodivinización que la aparta de Dios.



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